x Atilio Boron - La derecha venezolana se apresta a inaugurar su mayoría calificada (parece que acepta el dictamen del Tribunal Supremo) en la Asamblea Nacional con un grito de guerra
Desandar el camino iniciado en enero de 1999 cuando Hugo Chávez Frías juró sobre la moribunda constitución de la Cuarta República que impulsaría las transformaciones políticas, económica y sociales que el pueblo de Venezuela reclamaba desde hacía mucho tiempo.
Más allá de las especificidades y los innegables problemas del momento actual, lo cierto es que la irrupción de Chávez marcó un antes y un después en la historia no sólo de su país sino de América Latina y el Caribe.
Después de Chávez nada seguirá siendo igual, y se engañan quienes piensan –en Venezuela como en la Argentina de Mauricio Macri– que se puede hacer andar hacia atrás al reloj de la historia. Así como la izquierda sabe que una circunstancial mayoría electoral no basta para garantizar el triunfo de la revolución, no es menos cierto que aquella tampoco es suficiente para hacer lo propio con un proyecto reaccionario.
Las clases y capas populares pueden estar muy descontentas con la gestión macroeconómica o con los estragos de la corrupción, pero parece muy poco probable –por no decir imposible– que la paciente labor pedagógica de Chávez y el aprendizaje popular de todos estos años hayan caído en el olvido - texto completo
Desandar el camino iniciado en enero de 1999 cuando Hugo Chávez Frías juró sobre la moribunda constitución de la Cuarta República que impulsaría las transformaciones políticas, económica y sociales que el pueblo de Venezuela reclamaba desde hacía mucho tiempo.
Más allá de las especificidades y los innegables problemas del momento actual, lo cierto es que la irrupción de Chávez marcó un antes y un después en la historia no sólo de su país sino de América Latina y el Caribe.
Después de Chávez nada seguirá siendo igual, y se engañan quienes piensan –en Venezuela como en la Argentina de Mauricio Macri– que se puede hacer andar hacia atrás al reloj de la historia. Así como la izquierda sabe que una circunstancial mayoría electoral no basta para garantizar el triunfo de la revolución, no es menos cierto que aquella tampoco es suficiente para hacer lo propio con un proyecto reaccionario.
Las clases y capas populares pueden estar muy descontentas con la gestión macroeconómica o con los estragos de la corrupción, pero parece muy poco probable –por no decir imposible– que la paciente labor pedagógica de Chávez y el aprendizaje popular de todos estos años hayan caído en el olvido - texto completo