- Los diputados justifican sus votos en Dios, en la moralidad y la familia: el motivo real de la votación se queda en el olvido.
- La inmensa mayoría de los 513 diputados que votaron este domingo a favor del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff pareció olvidarse de los verdaderos motivos que estaban en discusión.
Los diputados defendieron la destitución de Rousseff por las razones más diversas:
- “por mi esposa Paula”, “por mi hija que va a nacer y mi sobrina Helena”, “por mi nieto Gabriel”,
- “por la tía que me cuidó de pequeño”, “por mi familia y mi Estado”, “por Dios”,
- “por los militares del [golpe del] 64”, “por los evangélicos”, “por el aniversario de mi ciudad”,
- “por la defensa del petróleo”, “por los agricultores”, “por el café” e incluso “por los vendedores de seguros de Brasil”.
São Paulo ¦ 18 Aabr¦ El País - Atrás quedaron las maniobras fiscales, verdadero motivo para abrir el proceso, completamente olvidadas por los nobles diputados. Exaltados ante el micrófono, exprimieron hasta el último segundo de gloria que, a muchos, el pleno les ofreció por primera y, quién sabe, última vez - texto completo
- La inmensa mayoría de los 513 diputados que votaron este domingo a favor del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff pareció olvidarse de los verdaderos motivos que estaban en discusión.
Los diputados defendieron la destitución de Rousseff por las razones más diversas:
- “por mi esposa Paula”, “por mi hija que va a nacer y mi sobrina Helena”, “por mi nieto Gabriel”,
- “por la tía que me cuidó de pequeño”, “por mi familia y mi Estado”, “por Dios”,
- “por los militares del [golpe del] 64”, “por los evangélicos”, “por el aniversario de mi ciudad”,
- “por la defensa del petróleo”, “por los agricultores”, “por el café” e incluso “por los vendedores de seguros de Brasil”.
São Paulo ¦ 18 Aabr¦ El País - Atrás quedaron las maniobras fiscales, verdadero motivo para abrir el proceso, completamente olvidadas por los nobles diputados. Exaltados ante el micrófono, exprimieron hasta el último segundo de gloria que, a muchos, el pleno les ofreció por primera y, quién sabe, última vez - texto completo