x Marcos Roitman Rosenmann - Ciertas enfermedades forman parte de un nuevo estado de existencia, cuerpos y mentes sumisos donde el yo ha roto el proyecto democrático del nosotros emancipador
Cada día, en primera persona, el yo gramatical es utilizado cientos de veces para designar estados de ánimo, afirmar nuestra identidad y expresar opiniones o sentimientos.
Es un acto voluntario, que si no prestamos atención se hace imperceptible al oído. No somos conscientes de su protagonismo. No se dice estoy cansado, viajaré en autobús, estoy enfadado, caminaré, hablaré por teléfono.
En su lugar se antepone el yo, enfatizando el sentido individual de la acción. Una especie de necesidad enfermiza. Yo estoy cansado, yo estoy contento, yo iré al cine, yo pienso, etcétera. La presencia del yo se convierte en personaje único y redundante.
En la medida en que la economía de mercado avanza, el neoliberalismo, doctrina que le da sustento, despliega su poder erigiendo sus valores, normas e instituciones. La dominación ideológica cumple su papel. Lo que en principio entendimos como virtud, el proceso de secularización, se ha convertido en excresencia del capitalismo.
La separación de lo público y lo privado, lo social y lo individual, se utiliza como excusa para desarrollar conductas inhibitorias de la conciencia, apuntalar el individualismo y facilitar el retorno del idiota social.
Todo ello recubierto de pragmatismo y una nueva manera de pensar, consistente en tener exclusivamente pensamientos positivos. Se trata de crear mecanismos compensatorios, soslayando, cuando no, huir de la responsabilidad ciudadana de participar en la vida política y social.
Si la realidad es conflictiva, mejor excluirla de nuestro campo de condiciones. Sálvese quien pueda, pero yo primero.
El pensamiento positivo, considerado en la actualidad el punto de llegada del nihilismo, se impone en todos los aspectos de la vida. El autoengaño se perpetúa para hacerlo viable.
Los problemas no son sociales, sino individuales, y sólo yo tengo la culpa de vivirlos. El problema es de actitud. No por casualidad hoy proliferan los coach, los gurús, los entrenadores personales y, con ellos, los cursos para tener éxito, ganar dinero y romper el círculo negativo de la frustración...
En otras palabras, no tire balones fuera ni culpe a nadie. Usted tiene la llave para triunfar, ser millonario, conseguir la fama y superar obstáculos...
Sólo debe tener una actitud positiva. Autoexplotarse, convencerse de un sonoro sí se puede. Repita varias veces al día yo, yo, yo, yo y sólo yo soy capaz de enfrentarme a todo cuanto me pase y ser triunfador. Soy positivo. Si no lo consigue, el suicidio se convierte en realidad aplastante - texto completo
Cada día, en primera persona, el yo gramatical es utilizado cientos de veces para designar estados de ánimo, afirmar nuestra identidad y expresar opiniones o sentimientos.
Es un acto voluntario, que si no prestamos atención se hace imperceptible al oído. No somos conscientes de su protagonismo. No se dice estoy cansado, viajaré en autobús, estoy enfadado, caminaré, hablaré por teléfono.
En su lugar se antepone el yo, enfatizando el sentido individual de la acción. Una especie de necesidad enfermiza. Yo estoy cansado, yo estoy contento, yo iré al cine, yo pienso, etcétera. La presencia del yo se convierte en personaje único y redundante.
En la medida en que la economía de mercado avanza, el neoliberalismo, doctrina que le da sustento, despliega su poder erigiendo sus valores, normas e instituciones. La dominación ideológica cumple su papel. Lo que en principio entendimos como virtud, el proceso de secularización, se ha convertido en excresencia del capitalismo.
La separación de lo público y lo privado, lo social y lo individual, se utiliza como excusa para desarrollar conductas inhibitorias de la conciencia, apuntalar el individualismo y facilitar el retorno del idiota social.
Todo ello recubierto de pragmatismo y una nueva manera de pensar, consistente en tener exclusivamente pensamientos positivos. Se trata de crear mecanismos compensatorios, soslayando, cuando no, huir de la responsabilidad ciudadana de participar en la vida política y social.
Si la realidad es conflictiva, mejor excluirla de nuestro campo de condiciones. Sálvese quien pueda, pero yo primero.
El pensamiento positivo, considerado en la actualidad el punto de llegada del nihilismo, se impone en todos los aspectos de la vida. El autoengaño se perpetúa para hacerlo viable.
Los problemas no son sociales, sino individuales, y sólo yo tengo la culpa de vivirlos. El problema es de actitud. No por casualidad hoy proliferan los coach, los gurús, los entrenadores personales y, con ellos, los cursos para tener éxito, ganar dinero y romper el círculo negativo de la frustración...
En otras palabras, no tire balones fuera ni culpe a nadie. Usted tiene la llave para triunfar, ser millonario, conseguir la fama y superar obstáculos...
Sólo debe tener una actitud positiva. Autoexplotarse, convencerse de un sonoro sí se puede. Repita varias veces al día yo, yo, yo, yo y sólo yo soy capaz de enfrentarme a todo cuanto me pase y ser triunfador. Soy positivo. Si no lo consigue, el suicidio se convierte en realidad aplastante - texto completo