Influencia anti-democrática de las transnacionales
Un
Informe de Alfred-Maurice de Zayas, Experto independiente sobre la promoción de
un orden internacional democrático y equitativo, sostiene que la actual
estructura y funcionamiento del orden internacional que se basa en Naciones
Unidas [ONU] debe ser modificado a favor de los estados y pueblos que hoy no tienen
una participación igualitaria ni siquiera equitativa
El
informe fue presentado al Consejo de Derechos Humanos en el 24º período de
sesiones – Se refiere al Tema 3 del programa: Promoción y protección de todos
los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, incluido
el derecho al desarrollo
El
experto indica que las
empresas transnacionales ejercen cada vez mayor influencia en las decisiones
mundiales y condicionan más las opciones de los Estados soberanos y el disfrute
de los derechos humanos. Las empresas, ya sean nacionales o multinacionales,
no se rigen por principios democráticos sino que buscan sobre todo los
beneficios, y sus decisiones afectan al orden internacional
Déficits de democracia y
equidad – Respecto de este subtítulo el experto señala que…
12. Un orden internacional
democrático y equitativo es inherente a los derechos humanos fundamentales
compartidos por toda la humanidad [4]. Podrá lograrse paso a paso cuando todos
los países y todos los pueblos tomen la iniciativa a nivel local, regional e internacional,
conscientes de que dicho orden internacional debe basarse en la Carta de las Naciones
Unidas y los tratados de derechos humanos, que en su conjunto constituyen lo que
sin duda podemos llamar la Constitución del mundo moderno, que está
sujeta, como es natural, a las necesarias reformas.
En el Preámbulo y los Artículos 1 y
2 de la Carta se expresa la intención de los "pueblos de las Naciones
Unidas" de construir un orden internacional de paz, derechos humanos y desarrollo.
13. Con respecto a un orden
internacional democrático y equitativo, es obvio que dicho orden depende de
la igualdad soberana de los Estados, del derecho de los pueblos a la libre determinación
y de un compromiso de compartir las riquezas del planeta en un espíritu de solidaridad
internacional [5]
Si bien la libre determinación está
estrechamente relacionada con la idea de democracia, la participación en las
decisiones internacionales dista mucho de producirse en condiciones de igualdad
e incluso de equidad. De hecho, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
no es democrático, ni lo son las instituciones de Bretton Woods.
Hay otros participantes que no
tienen una estructura ni un modus
operandi democrático,
en particular algunas organizaciones elitistas como la Comisión Trilateral, el Consejo
del Atlántico y el Grupo Bilderberg, así como conferencias más conocidas como
el Grupo de los 8, el Grupo de los 20, el Foro Económico Mundial y alianzas
militares como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
Mientras tanto, las empresas transnacionales
ejercen cada vez mayor influencia en las decisiones mundiales y condicionan más
las opciones de los Estados soberanos y el disfrute de los derechos humanos [6].
Las empresas, ya sean nacionales o multinacionales, no se rigen por principios democráticos
sino que buscan sobre todo los beneficios, y sus decisiones afectan al orden internacional.
Se necesitan reformas para conseguir
la participación equitativa de los Estados, grandes y pequeños, en las
decisiones mundiales, sobre todo en las decisiones relativas al mantenimiento
de la paz, el medio ambiente, las relaciones comerciales y el patrimonio común
de la humanidad. […]