x Carlos Fazio - El régimen de EU fomenta la satanización del gobierno de Nicolás Maduro y la tácita legitimación de un eventual intento de golpe parlamentario
Caracas.- Abril parece ser un mes clave para los planes intervencionistas de EEUU en Venezuela. Mientras impulsan una guerra de espectro completo multiterrenos en varios países de América Latina −en la coyuntura con epicentro en Brasil y con Dilma Rousseff e Inacio Lula da Silva como objetivos-
, el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) intensifican sus acciones abiertas y clandestinas contra el gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro.
De manera acelerada, el guión del golpe de Estado de factura estadounidense en Venezuela contempla una nueva etapa de intoxicación (des)informativa a través de los medios de difusión masiva bajo control monopólico privado –en particular los electrónicos−, combinada con medidas de coerción sicológica unilaterales y extraterritoriales y un vasto accionar subversivo articulados con redes sociales, partidos políticos y dirigentes de la derecha internacional (como el español Mariano Rajoy), poderes fácticos y poderosos grupos económicos trasnacionales y la injerencia de organismos regionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA).
La nueva fase de intervención estadounidense contra la revolución bolivariana responde a las directivas del Pentágono sobre enemigos asimétricos y guerras no convencionales, irregulares o de cuarta generación, que no se circunscriben a las reglas establecidas por los códigos internacionales y evaden las restricciones fronterizas de estados, incluso mediante el uso de fuerzas terciarizadas, que, como ha venido ocurriendo desde la vecina Colombia, echa mano de grupos paramilitares, escuadrones de la muerte y organizaciones mercenarias que operan bajo la fachada de compañías de seguridad privadas - texto completo
Caracas.- Abril parece ser un mes clave para los planes intervencionistas de EEUU en Venezuela. Mientras impulsan una guerra de espectro completo multiterrenos en varios países de América Latina −en la coyuntura con epicentro en Brasil y con Dilma Rousseff e Inacio Lula da Silva como objetivos-
, el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) intensifican sus acciones abiertas y clandestinas contra el gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro.
De manera acelerada, el guión del golpe de Estado de factura estadounidense en Venezuela contempla una nueva etapa de intoxicación (des)informativa a través de los medios de difusión masiva bajo control monopólico privado –en particular los electrónicos−, combinada con medidas de coerción sicológica unilaterales y extraterritoriales y un vasto accionar subversivo articulados con redes sociales, partidos políticos y dirigentes de la derecha internacional (como el español Mariano Rajoy), poderes fácticos y poderosos grupos económicos trasnacionales y la injerencia de organismos regionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA).
La nueva fase de intervención estadounidense contra la revolución bolivariana responde a las directivas del Pentágono sobre enemigos asimétricos y guerras no convencionales, irregulares o de cuarta generación, que no se circunscriben a las reglas establecidas por los códigos internacionales y evaden las restricciones fronterizas de estados, incluso mediante el uso de fuerzas terciarizadas, que, como ha venido ocurriendo desde la vecina Colombia, echa mano de grupos paramilitares, escuadrones de la muerte y organizaciones mercenarias que operan bajo la fachada de compañías de seguridad privadas - texto completo