domingo, 20 de noviembre de 2016

Colombia - entre falacias empobrecimiento social y violencia

por Ava Gómez, Sabrina Flax y Javier Calderón / CELAG

- Colombia siguió alineada con Estados Unidos después de la derrota del ALCA en el 2005, suscribiendo Tratados de Libre Comercio-TLC por doquier: pacto con Estados Unidos, la Unión Europea, Corea del Sur, Costa Rica, la Alianza del Pacífico, Mercosur, entre otros países u organizaciones supranacionales.

Las derechas se han esforzado en mostrar, con altos grados de exaltación, la teórica posibilidad de una lluvia de inversiones extranjeras que llegarían por cuenta de esos tratados.

Una doctrina bastante alejada de los hechos, la matriz productiva nacional extractivista, las pocas inversiones instaladas y las proyectadas no generarán empleo y seguirán trasladando el crecimiento económico nacional hacia otros países; con la fuga de capitales extrayendo ganancias, de forma legal y, de forma ilegal, con los fondos financieros offshore.

Los recursos de las empresas transnacionales son destinados al sector primario, normalizado con reglas favorables para los inversores y adversas para Colombia, puesto que no deja grandes márgenes de renta para el país [14]

Lo dicho se evidencia en los efectos del TLC suscrito con los Estados Unidos: en el 2011, año de entrada en vigencia del tratado, el superávit comercial de Colombia con ese país era de US$ 8.111 millones, tres años después (2014) el déficit comercial superó los US$ 3.303 millones[15]; lo cual quiere decir que Colombia ha perdido cerca de 11 mil millones de dólares al año en exportaciones, derrumbando sectores de la producción agrícola, ganadera, avícola, floricultor y textil [...]


De la mano del gran poder mediático se generan matrices informativas que exponen a los funcionarios colombianos como los ‘mejores técnicos’ de la economía, los más correctos y los más estudiosos.

Los gobiernos de Colombia han jugado un papel central en la disputa de sentidos y proyectos sociales generados en Latinoamérica durante los últimos 18 años.

Las élites del poder construyeron mediáticamente un relato de país democrático con una de las economías más sólidas de la región.

Utilizaron como principal argumento el crecimiento económico de la primera década del presente siglo, acompañado de una baja inflación y de una ajustada regla fiscal, que desestima cualquier acción anti-cíclica o “populista” (tal y como algunos discursos neoliberales las han definido).

Todo un relato cuestionable en la realidad, pero que promueven en el mundo legitimando sus acciones. Un ejemplo, es el colombiano Luis Alberto Moreno, actual presidente del Banco Interamericano de Desarrollo [1]

En cambio, no muestran las implicaciones de las acciones económicas promovidas por esos “técnicos” que tienen a la mayoría de la sociedad empobrecida, sometida al atraso y la exclusión educativa, sanitaria, vial, alimenticia y productiva.

En este sentido, según los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), a 2015, Colombia refleja un 28% de pobreza monetaria a nivel nacional, con una profundización de la misma cuando se trata de población rural, alcanzando un 40% en este índice [2] - texto completo