[Fragmento] - (...) Semejante «proyecto» estadounidense
contempla, asimismo, » … seleccionar líderes potenciales que se
integren decididamente a grupos violentos o terroristas, similares a
Daesh o Al Qaeda, que no trepiden en matar, quemar, acosar a la
autoridad legítima, basados en la estructura emocional de las personas
(odio fundamentalmente), por sobre la razón.
Asimismo, se vincula a las
universidades donde se coopta dirigentes que coadyuven en procesos de
movilización para desestabilizar gobiernos no afectos a USA». (https://actualidad.rt.com/opinion/carlos-santa-maria/245537-iniciativa-minerva-o-provocar-guerra).
Parece, ni más ni menos, el guión actuado por Luis Fernando Camacho, el
fanático paramilitar ultramontano que, en Bolivia y a estas horas,
vomita violencia aferrado a biblias, rosarios, inciensos y crucifijos.
En todo caso, se trata de proyectos de dominación que hoy se gerencian y
se aplican, en Latinoamérica, en clave «cívico-militar», pues
interviene el espionaje y la fuerza armada. El fenómeno es global porque
la desobediencia civil empieza a ser global.
Lo esencial de lo que ocurre al interior
de los «Estados-nación» es un reflejo o un efecto de lo que ocurre a
escala mundial. Esto es así sobre todo en América Latina, que ha
devenido territorio en disputa exacerbada desde principios del siglo
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