[RBTH] - En 1944, cuando las tropas alemanas se
batían en retirada, los cuerpos de operaciones especiales germanos
diseñaron un plan con el que esperaban dar un vuelco a la guerra que
estaban perdiendo: enviar dos asesinos a Moscú para que eliminasen al
líder de la URSS.
En el verano de 1944, la unidad especial
de la Lufwaffe KG 200, que además de estar especializada en vuelos de
larga distancia y lanzamiento de espías y saboteadores, operaba aviones
capturados a los aliados, recibió una llamativa consulta del mismísimo
Ernst Kaltenbrunner, jefe de la RSHA (Oficina Central de Seguridad del
Reich).
¿Podían lanzar con éxito en paracaídas a un hombre a unos 100
kilómetros de Moscú, muy por delante de las débiles líneas alemanas?
La respuesta, como no podía ser de otra
forma, fue afirmativa. En la noche del 4 al 5 de septiembre de 1944, un
avión de transporte Arado Ar 232B despegaba de un aeródromo en la actual
Letonia y se dirigía, entre tinieblas, al destino marcado, situado
entre Smolensk y la capital soviética - tomado de elcomunista.net - Leer texto completo