[Sputnik / elcomunista.net] - La noticia de que dos equipos
investigadores, uno británico y otro chino, han conseguido avances
significativos en la fabricación de una vacuna contra el coronavirus
SARS-CoV-2 es un signo evidentemente esperanzador, pero no debería
servir para caer en la autocomplacencia o en el optimismo excesivo.
Por Francisco Herranz* - Los resultados positivos, tanto de la
Universidad de Oxford/AstraZeneca como de la firma CanSino Biologics, no
son definitivos sino preliminares.
El hecho de que ya existan
prometedores candidatos a vacunas demuestra el ritmo frenético y sin
precedentes al que se está moviendo la comunidad científica, pero eso no
implica que se llegue a una solución ideal.
De hecho, estos claros
progresos no descartan el temible escenario de que no se encuentre una
vacuna eficaz o de que, si se llegara a ese extremo, no prevenga el
contagio, sino que reduzca considerablemente los síntomas.
La urgencia global, con más de 600.000
muertos en seis meses, ha acelerado los trabajos de una forma muy
notable a golpe de cheque bancario. Normalmente lleva una década crear
una nueva vacuna, pero ahora no hay tanto tiempo para alcanzar esa meta.
El mejor antídoto debería funcionar, sin provocar graves efectos
secundarios, en todos los grupos de edad, incluidos los mayores de 65
años y la población de riesgo (diabéticos, hipertensos, etc.), proteger
al menos durante seis meses tras su aplicación y reducir la transmisión
del agente patógeno. El listón se halla bien alto -
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