Pl - El descubrimiento de un volcán en el eje cafetalero resulta uno de los más curiosos hallazgos de los científicos colombianos, cráter que compite ahora con el peligroso Nevado del Ruiz, el más activo y vigilado del país.
Bautizado como "el escondido", permaneció camuflado entre la vegetación silvestre del Parque Nacional Florencia, perteneciente al departamento de Caldas. El volcán está fuera de la cordillera y tiene períodos de reposo, por su morfología parece una montaña común, advirtieron expertos.
Aunque no se ha podido determinar aún su antigüedad, existen evidencias sobre erupciones de gran impacto ocurridas hace aproximadamente 30 mil años, confirmó a la prensa la geóloga María Luisa Monsalve, quien lideró la investigación. Se trató -dijo- de erupciones muy importantes que cubrieron parte del territorio nacional, en especial de Antioquia y Caldas.
Al parecer El escondido está inactivo en estos momentos, no obstante los especialistas dictaminaron que es altamente explosivo, luego de examinar depósitos de roca volcánica encontrados en zonas aledañas, los cuales poseen un espesor de hasta ocho metros.
Las evidencias demuestran que es una estructura potencialmente peligrosa, afirmó John Macario Londoño, coordinador de las tareas de monitoreo e investigación vulcanológicas, citado por el diario El Tiempo.
A partir de ahora el Servicio Geológico Colombiano, a través del Observatorio de Manizales, instalará equipos de seguimiento para tratar de detectar signos de actividad actual, adelantaron los estudiosos.
El Nevado del Ruiz, cuya zona de influencia abarca a los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío y Tolima, es el más escrutado de la nación andina. Su explosión más mortífera sucedió en 1985, cuando sepultó el poblado de Armero y otras comunidades colindantes.
Como resultado de la catástrofe y ante la ausencia de alertas tempranas, fallecieron al menos 23 mil personas. Esa tragedia fue el segundo desastre volcánico más devastador del pasado siglo, sobrepasado sólo por la erupción del Monte Pelée en Martinica (1902).
Los volcanes colombianos Chiles y Cerro Negro, en la frontera con Ecuador, son monitoreados también de forma sistemática, en previsión de un incremento en su actividad.
Bautizado como "el escondido", permaneció camuflado entre la vegetación silvestre del Parque Nacional Florencia, perteneciente al departamento de Caldas. El volcán está fuera de la cordillera y tiene períodos de reposo, por su morfología parece una montaña común, advirtieron expertos.
Aunque no se ha podido determinar aún su antigüedad, existen evidencias sobre erupciones de gran impacto ocurridas hace aproximadamente 30 mil años, confirmó a la prensa la geóloga María Luisa Monsalve, quien lideró la investigación. Se trató -dijo- de erupciones muy importantes que cubrieron parte del territorio nacional, en especial de Antioquia y Caldas.
Al parecer El escondido está inactivo en estos momentos, no obstante los especialistas dictaminaron que es altamente explosivo, luego de examinar depósitos de roca volcánica encontrados en zonas aledañas, los cuales poseen un espesor de hasta ocho metros.
Las evidencias demuestran que es una estructura potencialmente peligrosa, afirmó John Macario Londoño, coordinador de las tareas de monitoreo e investigación vulcanológicas, citado por el diario El Tiempo.
A partir de ahora el Servicio Geológico Colombiano, a través del Observatorio de Manizales, instalará equipos de seguimiento para tratar de detectar signos de actividad actual, adelantaron los estudiosos.
El Nevado del Ruiz, cuya zona de influencia abarca a los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío y Tolima, es el más escrutado de la nación andina. Su explosión más mortífera sucedió en 1985, cuando sepultó el poblado de Armero y otras comunidades colindantes.
Como resultado de la catástrofe y ante la ausencia de alertas tempranas, fallecieron al menos 23 mil personas. Esa tragedia fue el segundo desastre volcánico más devastador del pasado siglo, sobrepasado sólo por la erupción del Monte Pelée en Martinica (1902).
Los volcanes colombianos Chiles y Cerro Negro, en la frontera con Ecuador, son monitoreados también de forma sistemática, en previsión de un incremento en su actividad.
