En el verano de 1989 Francis Fukuyama divulgó en The National Interest la versión de su ponencia «The End of History?» («¿El fin de la Historia?»), impartida en el Centro John M. Olin de la Universidad de Chicago —una de las plataformas del pensamiento neoconservador—, que dirigía Samuel P. Huntington.
Estados Unidos y sus aliados derrotaban al socialismo, y la evolución ideológica del mundo parecía culminar en la universalización de la democracia occidental; vencido el socialismo real, no existía ninguna alternativa de modelo de desarrollo viable que prometiera mejores resultados, apuntaba Fukuyama, con cierta duda expresada mediante el signo de interrogación
Una élite transnacional que concentró el capital y el poder económico tras controlar la tecnología, la información y los servicios, convertía la Tierra en una fábrica global; la fase de trabajo intensivo de la producción internacional era desplazada al Sur, donde estaba la mano de obra barata.
Con la desintegración del campo socialista, desde Europa del Este hasta América Latina, los Estados, las economías y los procesos políticos se integraban bajo su égida. Esa élite no quería intervención estatal: ¡había llegado la era del neoliberalismo! - texto completo
Estados Unidos y sus aliados derrotaban al socialismo, y la evolución ideológica del mundo parecía culminar en la universalización de la democracia occidental; vencido el socialismo real, no existía ninguna alternativa de modelo de desarrollo viable que prometiera mejores resultados, apuntaba Fukuyama, con cierta duda expresada mediante el signo de interrogación
Una élite transnacional que concentró el capital y el poder económico tras controlar la tecnología, la información y los servicios, convertía la Tierra en una fábrica global; la fase de trabajo intensivo de la producción internacional era desplazada al Sur, donde estaba la mano de obra barata.
Con la desintegración del campo socialista, desde Europa del Este hasta América Latina, los Estados, las economías y los procesos políticos se integraban bajo su égida. Esa élite no quería intervención estatal: ¡había llegado la era del neoliberalismo! - texto completo