x Miguel Ángel Beltrán V. y Said Alberto Angulo - La carne segrega una espuma que, acorde a los especialistas en este campo, permite corroborar que se trata de carne de burro
Una de las numerosas problemáticas que atraviesan los centros penitenciarios y carcelarios del país es el de las precarias condiciones de alimentación, las cuales sumadas a los problemas de hacinamiento y salud, entre otros, propiciaron que en el mes de mayo de 2013, el gobierno declarara la emergencia carcelaria.
Como es sabido, las normas internacionales, y en particular las “Reglas mínimas para el tratamiento de la población reclusa” consagran el derecho de proveer alimentación de buena calidad, bien preparada y nutritiva, en horarios acostumbrados.
No obstante, lo que observamos día a día, en los centros de reclusión es el menoscabo de este elemental derecho, expresado en la baja calidad de los alimentos, deficiencia nutricional en las dietas, incumplimiento en los gramajes establecidos, desconocimiento de las dietas especiales, así como las deplorables condiciones higiénicas de los sitios destinados para la preparación de la comida.
Estas violaciones al derecho de una alimentación sana de la población reclusa, van de la mano con los jugosos negocios que funcionarios del INPEC y sus contratistas vienen haciendo con la provisión de alimentos, y que ocupan nuestro interés en el presente artículo - texto completo
Una de las numerosas problemáticas que atraviesan los centros penitenciarios y carcelarios del país es el de las precarias condiciones de alimentación, las cuales sumadas a los problemas de hacinamiento y salud, entre otros, propiciaron que en el mes de mayo de 2013, el gobierno declarara la emergencia carcelaria.
Como es sabido, las normas internacionales, y en particular las “Reglas mínimas para el tratamiento de la población reclusa” consagran el derecho de proveer alimentación de buena calidad, bien preparada y nutritiva, en horarios acostumbrados.
No obstante, lo que observamos día a día, en los centros de reclusión es el menoscabo de este elemental derecho, expresado en la baja calidad de los alimentos, deficiencia nutricional en las dietas, incumplimiento en los gramajes establecidos, desconocimiento de las dietas especiales, así como las deplorables condiciones higiénicas de los sitios destinados para la preparación de la comida.
Estas violaciones al derecho de una alimentación sana de la población reclusa, van de la mano con los jugosos negocios que funcionarios del INPEC y sus contratistas vienen haciendo con la provisión de alimentos, y que ocupan nuestro interés en el presente artículo - texto completo