x Maciek Wisniewski [lahaine.org] - La guerra contra el narcotráfico es no sólo un negocio, sino una herramienta de terror y tercerización de la contrainsurgencia
Si bien la masacre en Iguala (https://lahaine.org/cM7u) fue un claro producto de la imperante lógica de la necropolítica en México, la misma constituye también una suerte de mirador que pone al desnudo sus mecanismos de muerte, demostrando que:
A pesar de diferentes transformaciones, la estructura de poder en México sigue descansando en su vieja facultad: la necropolítica: la soberanía como el poder de dar vida o muerte (A. Mbembe); si bien el PRI reconfiguró sus herramientas de dominación y pasó por una profunda mutación siguiendo la evolución del propio capitalismo,
sus fuerzas del orden, lejos de pasar al segundo plano, sólo profundizaron su trabajo de muerte: Tlatlaya, Iguala, Apatzingán, Nochixtlán o Tanhuato son lugares-casos que demuestran que la soberanía en México consiste básicamente en el ejercicio de un poder al margen de la ley y donde la paz tiene el rostro de una guerra sin fin.
(...) Es precisamente en este sentido que el asesinato, el secuestro, la tortura y la desaparición forzada de los normalistas, más allá de su móvil inmediato, se vislumbra también por un lado como una política de disciplinamiento de varones jóvenes de clases subordinadas ante la creciente desigualdad y la privación de derechos y bienes (educación, etcétera)
y por el otro, de limpieza en el contexto de una sostenida en México “guerra contra los jóvenes, de los que ‘sobran’, destinados a ser ‘descartados’ con el pretexto de la guerra contra las drogas” - Leer texto completo
Si bien la masacre en Iguala (https://lahaine.org/cM7u) fue un claro producto de la imperante lógica de la necropolítica en México, la misma constituye también una suerte de mirador que pone al desnudo sus mecanismos de muerte, demostrando que:
A pesar de diferentes transformaciones, la estructura de poder en México sigue descansando en su vieja facultad: la necropolítica: la soberanía como el poder de dar vida o muerte (A. Mbembe); si bien el PRI reconfiguró sus herramientas de dominación y pasó por una profunda mutación siguiendo la evolución del propio capitalismo,
sus fuerzas del orden, lejos de pasar al segundo plano, sólo profundizaron su trabajo de muerte: Tlatlaya, Iguala, Apatzingán, Nochixtlán o Tanhuato son lugares-casos que demuestran que la soberanía en México consiste básicamente en el ejercicio de un poder al margen de la ley y donde la paz tiene el rostro de una guerra sin fin.
(...) Es precisamente en este sentido que el asesinato, el secuestro, la tortura y la desaparición forzada de los normalistas, más allá de su móvil inmediato, se vislumbra también por un lado como una política de disciplinamiento de varones jóvenes de clases subordinadas ante la creciente desigualdad y la privación de derechos y bienes (educación, etcétera)
y por el otro, de limpieza en el contexto de una sostenida en México “guerra contra los jóvenes, de los que ‘sobran’, destinados a ser ‘descartados’ con el pretexto de la guerra contra las drogas” - Leer texto completo