x Maryu Alejandra - El brote del Zika está sirviendo para revitalizar industrias en franca caída y a la vez cumplir con dos objetivos que oxigenan el cadáver del capitalismo: matar y vender
Cada sector del comercio mundial busca su forma particular de salir del foso financiero en el que se hunden cada vez más debido al descalabro de la economía mundial. No es diferente para uno de los sectores que genera grandes ganancias a un sinfín de transnacionales en el mundo.
Por ejemplo, para sobrevivir a la crisis económica estadounidense, Pfizer, la más grande corporación farmacéutica del planeta, decide fusionarse a la irlandesa Allergan por unos 160 mil millones de dólares, los hacedores de Atamel y Viagra se abrazan a los hacedores de Botox y ambos se acurrucan bajo el nuevo paraguas corporativo más "sólido" de la industria.
Pero mientras unos se abrazan otros juegan más pesado en la pista donde no compiten los fabricantes de "curación" sino sus antagonistas.
Los Rockefeller no aminoran el paso, la ATCC (la agencia de noticias de la República Popular Democrática de Corea del Norte) publica la patente del virus Zika como propiedad de la Fundación Rockefeller. Uno lo patenta y el otro lo desarrolla.
Monsanto también aparece involucrada en el virus del momento a través de Sygenta, el fabricante de insecticidas más grande del mundo.
Junto a Oxitec, la compañía que diseña mosquitos genéticamente modificados y que en 2012 liberó millones de mosquitos en Brasil como parte de un experimento para mermar enfermedades contagiosas por plagas, y que resultó en lo que desde febrero del 2015 se conoce como Zika (cuatro años tuvieron que esperar para ver los resultados en la población), están tratando de vender la enfermedad.
La investigación que señala la actuación de estas dos compañías en Brasil, asegura que el gobierno de ese país nunca tuvo datos precisos sobre "el impacto futuro" del procedimiento - texto completo
Cada sector del comercio mundial busca su forma particular de salir del foso financiero en el que se hunden cada vez más debido al descalabro de la economía mundial. No es diferente para uno de los sectores que genera grandes ganancias a un sinfín de transnacionales en el mundo.
Por ejemplo, para sobrevivir a la crisis económica estadounidense, Pfizer, la más grande corporación farmacéutica del planeta, decide fusionarse a la irlandesa Allergan por unos 160 mil millones de dólares, los hacedores de Atamel y Viagra se abrazan a los hacedores de Botox y ambos se acurrucan bajo el nuevo paraguas corporativo más "sólido" de la industria.
Pero mientras unos se abrazan otros juegan más pesado en la pista donde no compiten los fabricantes de "curación" sino sus antagonistas.
Los Rockefeller no aminoran el paso, la ATCC (la agencia de noticias de la República Popular Democrática de Corea del Norte) publica la patente del virus Zika como propiedad de la Fundación Rockefeller. Uno lo patenta y el otro lo desarrolla.
Monsanto también aparece involucrada en el virus del momento a través de Sygenta, el fabricante de insecticidas más grande del mundo.
Junto a Oxitec, la compañía que diseña mosquitos genéticamente modificados y que en 2012 liberó millones de mosquitos en Brasil como parte de un experimento para mermar enfermedades contagiosas por plagas, y que resultó en lo que desde febrero del 2015 se conoce como Zika (cuatro años tuvieron que esperar para ver los resultados en la población), están tratando de vender la enfermedad.
La investigación que señala la actuación de estas dos compañías en Brasil, asegura que el gobierno de ese país nunca tuvo datos precisos sobre "el impacto futuro" del procedimiento - texto completo