x Silvina Friera [Página12 / lahaine.org] - La palabra y el abrazo de América Latina :: Cinco años de soledad por Eric Nepomuceno
El hombre de los abrazos era un “testigo de ojos abiertos y oídos atentos” que ayudaba a mirar.
El pretérito imperfecto no anula la electricidad de una escritura que enciende los fueguitos de la memoria; historias que indagan en el sufrimiento y la esperanza de quienes han sido despojados de sus riquezas por obra y desgracia de la explotación y el saqueo sistemático de las potencias capitalistas.
Si se puede ser desobediente cada vez que se reciben órdenes que humillan la conciencia y violan el sentido común, también vale ser insumiso con los tiempos verbales.
A cinco años de su muerte, Eduardo Galeano es uruguayo y argentino, pero también podría ser chileno, colombiano, guatemalteco, mexicano, boliviano o paraguayo;
un curioso fenómeno de ciudadanía múltiple porque con cada uno de sus libros logró transfigurar las conciencias hermanadas de América Latina.
El derecho de soñar - Un modo de echar en falta su prosa al hueso, despojada y tan precisa que parecía construida por un demiurgo de las palabras, en las contratapas de Página12 como en sus libros, consiste en preguntarse qué hubiera escrito el autor de Memoria del fuego sobre el avance de las derechas neoliberales latinoamericanas, encabezadas por Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, con discursos que fogonean el odio y que vulneran derechos.
Este planteo contrafactual, que tal vez sólo propone una especie de juego intelectual, puede resultar al menos interesante para obligar a pensar alternativas a los hechos considerados “inevitables”, como podrían ser los respectivos triunfos electorales de Macri y Bolsonaro.
Galeano tampoco fue testigo del ascenso de Donald Trump a la presidencia de EEUU - Leer texto completo
El hombre de los abrazos era un “testigo de ojos abiertos y oídos atentos” que ayudaba a mirar.
El pretérito imperfecto no anula la electricidad de una escritura que enciende los fueguitos de la memoria; historias que indagan en el sufrimiento y la esperanza de quienes han sido despojados de sus riquezas por obra y desgracia de la explotación y el saqueo sistemático de las potencias capitalistas.
Si se puede ser desobediente cada vez que se reciben órdenes que humillan la conciencia y violan el sentido común, también vale ser insumiso con los tiempos verbales.
A cinco años de su muerte, Eduardo Galeano es uruguayo y argentino, pero también podría ser chileno, colombiano, guatemalteco, mexicano, boliviano o paraguayo;
un curioso fenómeno de ciudadanía múltiple porque con cada uno de sus libros logró transfigurar las conciencias hermanadas de América Latina.
El derecho de soñar - Un modo de echar en falta su prosa al hueso, despojada y tan precisa que parecía construida por un demiurgo de las palabras, en las contratapas de Página12 como en sus libros, consiste en preguntarse qué hubiera escrito el autor de Memoria del fuego sobre el avance de las derechas neoliberales latinoamericanas, encabezadas por Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, con discursos que fogonean el odio y que vulneran derechos.
Este planteo contrafactual, que tal vez sólo propone una especie de juego intelectual, puede resultar al menos interesante para obligar a pensar alternativas a los hechos considerados “inevitables”, como podrían ser los respectivos triunfos electorales de Macri y Bolsonaro.
Galeano tampoco fue testigo del ascenso de Donald Trump a la presidencia de EEUU - Leer texto completo