[Sputnik / elcomunista.net] - La crisis sanitaria desatada por la
pandemia de COVID-19 ha remodelado nuestra relación con el mundo
exterior en maneras impensadas; ha generado nuevas formas de trabajar y
estudiar, también ha suprimido otras.
Lo que queda claro es que, a
medida que las personas nos fuimos retirando de las calles hacia
nuestras casas, los robots fueron saliendo.
En Japón se celebraron ceremonias de
graduación sin alumnos pero con robots que los representaban: vestidos
con toga y birrete llevaban tabletas que mostraban los rostros de los
graduados que los estaban teledirigiendo desde su casa.
En China se
implementó un sistema de vigilancia a base de robots en ciudades y
aeropuertos que consistía en robots patrullando las calles, midiendo la
temperatura de los transeúntes y recordándoles que usen mascarillas y se
laven las manos con frecuencia.
También fuimos testigo de cómo los
empleados de limpieza de los hospitales chinos fueron reemplazados por
robots desinfectadores: en su ‘cabeza’ llevan un pulverizador de
peróxido, en el ‘abdomen’ tienen lámparas ultravioleta.
Su ayuda
permitió reducir los riesgos de la transmisión cruzada de infecciones y
hacer más eficaz la labor de los médicos - Leer texto completo