KUNMING, 3 oct (Xinhua) -- Un juego de pelota se podría jugar sin público, sin árbitros, e incluso sin algunos jugadores. Pero no sin pelota. Por algo, sin importar si es fútbol, baloncesto o voleibol, lo que siempre siguen los ojos de los espectadores es la pelota.
Pero así como la pelota es importante para el juego, también puede serlo para gente que no esté interesada en este, e incluso que lo desconozca por completo.
Es el caso de los habitantes de una aldea montañosa de los alrededores del cañón del río Nujiang, que nace en la meseta Qinghai-Tíbet, quienes ahora derivan su sustento de la fabricación de pelotas de béisbol.
Otrora un objeto desconocido para quienes viven en la aldea de Tuoping de la provincia de Yunnan, en el suroeste de China, hoy las pelotas de béisbol prometen convertirse para ellos en una importante fuente de ingresos, con un primer lote de 15.000 unidades listo para ser vendido a la región oriental del país.
Hua Liumei, de 28 años, es inspectora de calidad de una fábrica de pelotas de la aldea. El bullicioso taller donde sus colegas trabajan con destreza le hace recordar los viejos tiempos, cuando la pobreza extrema atormentaba la aldea.
En una lejana área del Gran Cañón del Nujiang, un paisaje espectacular conocido por su agreste relieve, 125 de las 167 familias que allí vivían estaban atrapadas por la pobreza. Esto hasta cuando fueron reubicadas.
Desde siempre, el río fue un obstáculo para que los aldeanos pudieran salir de allí. Hasta 2008, una tirolesa era el único método para cruzarlo - Leer texto completo
Pero así como la pelota es importante para el juego, también puede serlo para gente que no esté interesada en este, e incluso que lo desconozca por completo.
Es el caso de los habitantes de una aldea montañosa de los alrededores del cañón del río Nujiang, que nace en la meseta Qinghai-Tíbet, quienes ahora derivan su sustento de la fabricación de pelotas de béisbol.
Otrora un objeto desconocido para quienes viven en la aldea de Tuoping de la provincia de Yunnan, en el suroeste de China, hoy las pelotas de béisbol prometen convertirse para ellos en una importante fuente de ingresos, con un primer lote de 15.000 unidades listo para ser vendido a la región oriental del país.
Hua Liumei, de 28 años, es inspectora de calidad de una fábrica de pelotas de la aldea. El bullicioso taller donde sus colegas trabajan con destreza le hace recordar los viejos tiempos, cuando la pobreza extrema atormentaba la aldea.
En una lejana área del Gran Cañón del Nujiang, un paisaje espectacular conocido por su agreste relieve, 125 de las 167 familias que allí vivían estaban atrapadas por la pobreza. Esto hasta cuando fueron reubicadas.
Desde siempre, el río fue un obstáculo para que los aldeanos pudieran salir de allí. Hasta 2008, una tirolesa era el único método para cruzarlo - Leer texto completo