[Sputnik / elcomunista.net] - A pesar de que Brasil ya es el país de
Latinoamérica más afectado por la pandemia en cuanto a número de
contagios (y el tercero del mundo), el presidente Jair Bolsonaro
continúa alentando nuevas concentraciones ciudadanas en su apoyo,
aglomeraciones que avivan la propagación del coronavirus.
Por Francisco Herranz* - La última manifestación se produjo el
pasado domingo 17 de mayo en los aledaños del Palacio del Planalto, sede
de la Presidencia brasileña en Brasilia.
Antes de que llegara el
populista jefe del Estado, los servicios de seguridad pidieron a los
simpatizantes que retiraran las banderas que atacaban al Parlamento y al
Supremo Tribunal Federal (STF).
Una de ellas, según informó el
diario Folha de Sao Paulo, calificaba a ambas instituciones de
«saboteadores» y exigía la adopción de una nueva Constitución. «Brasil,
tengo la certeza, volverá a ser fuerte», les dijo entonces Bolsonaro a
sus simpatizantes, enfrentado particularmente al poder judicial, que le
ha vetado varios nombramientos y ha abierto una investigación que le
puede costar muy cara.
El dirigente ultranacionalista llegó
arropado por 11 ministros para darse un baño de multitudes. Era la
tercera manifestación de esas características. Brasil ya ha superado a
Italia y España en número de contagios.
Los centros sanitarios
de Sao Paulo, epicentro de la epidemia en el país, están al 90% de su
ocupación y colapsarán a ese ritmo en quince días.
Bolsonaro llevaba
mascarilla, pero dejó pronto de respetar las medidas de distanciamiento
social porque tomó en brazos a dos niños -
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