(ACN / elcomunista.net) - Por su
importancia, la Agencia Cubana de Noticias publica a continuación el
texto íntegro de la intervención, de manera virtual, del Primer
Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente
de la República en la Reunión de Alto Nivel, durante el Debate General
del 76 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de las
Naciones Unidas.
Señor Secretario General; Señor Presidente:
El mundo
debe observar avergonzado el pobre alcance de acuerdos universales que
un día fueron la esperanza de los excluidos y los desposeídos.
A 20 años
de la adopción de la Declaración y el Programa de Acción de Durban, los
objetivos trazados en esos documentos para la lucha contra todas las
formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y otras formas
conexas de intolerancia no se han alcanzado.
Subsiste el
racismo estructural. Prolifera a niveles preocupantes, incluido en las
redes sociales y otras plataformas de comunicación, el discurso de odio,
la intolerancia, la xenofobia y la discriminación.
Países
capitalistas desarrollados intentan con demagógicos discursos desviar
la atención sobre su responsabilidad histórica en la entronización y
persistencia de estos flagelos y su deuda con los pueblos víctimas de la
esclavitud a la que fueron sometidos. Falta voluntad política de esos
mismos países para hacer realidad las promesas de la Declaración y el
Programa de Acción de Durban.
La crisis multidimensional generada
por la pandemia de la COVID-19 ha exacerbado las desigualdades
estructurales y la exclusión, propias del injusto orden económico
prevaleciente, que somete al pobre, al afrodescendiente o al migrante a
todo tipo de discriminación.
Señor Presidente:
En Cuba, más allá del color de la
piel, los genes africanos, europeos y nativo-americanos están todos
mezclados . Somos un solo pueblo, afrolatino, caribeño, mestizo, en el
que se fundieron varias raíces para fraguar un tronco único, vigoroso,
con identidad propia, abierto al mundo desde un sentido de pertenencia
en el que los valores culturales son asumidos desde una ética solidaria.
Con un pasado colonial esclavista, la
población negra y mulata cubana sufrió durante siglos las consecuencias
de un sistema en el que el racismo y la discriminación racial formaban
parte de la vida cotidiana. Solo con el triunfo de la Revolución Cubana
en 1959 tuvo lugar un proceso de transformaciones radicales que demolió
las bases estructurales del racismo, y eliminó para siempre la
discriminación racial institucionalizada.
La apología del odio, la promoción de
la intolerancia y las ideas supremacistas sobre bases de origen
nacional, religioso o étnico y la xenofobia son ajenos a la vida
política, social y económica del país.
La nueva Constitución de la República
de Cuba ratificó y fortaleció el reconocimiento y la protección del
derecho a la igualdad, así como la prohibición de la discriminación.
La Carta Magna dispone que todas las
personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de
las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y
oportunidades; pero no basta con leyes y decretos para borrar siglos de
prácticas discriminatorias en las sociedades.
Para avanzar más en la obra
emancipadora de la Revolución se aprobó en noviembre de 2019 el Plan
Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, como programa de
Gobierno que propicia el enfrentamiento más efectivo a los prejuicios
raciales y problemas sociales que aún subsisten en nuestra sociedad.
El compromiso de Cuba con la
erradicación del racismo trasciende sus fronteras. Miles de cubanos
apoyaron los movimientos de liberación nacional en África y contra el
oprobioso régimen del apartheid. Otros miles han aportado su ayuda
solidaria, en particular, en el área de la Salud.
No cejaremos en el propósito de
alcanzar toda la justicia social. Los pueblos del mundo podrán contar
siempre con el aporte de Cuba para que los compromisos que asumimos hace
20 años en Durban se hagan realidad. Muchas gracias - Ver texto