por Ximena de la Barra* (Especial para Nodal)
Fragmento (...) Chile negocia y firma una gran cantidad de tratados comerciales contribuyendo a la propaganda mundial sobre los supuestos beneficios del libre comercio, y apoyando las ansias estadounidenses de reconstruir, por la vía de los tratados bilaterales el poder potencial que perdió en 2005, cuando América Latina, liderada por los entonces presidentes Chávez y Kirchner, se opuso al Tratado de Libre Comercio con América Latina (ALCA).
Chile fue el primer país Latinoamericano donde en 2004, entró en vigor un tratado bilateral de ese tipo con los EU que solo beneficia a las corporaciones transnacionales a medida que destruye a los remanentes de la industria Chilena, a sus trabajadores y a la naturaleza.
Más adelante, Chile juega un rol fundamental en la creación de la Alianza del Pacifico –básicamente uniendo a los países “amigos” de los EU– haciendo contrapeso a la emergencia de mecanismos de integración regional contrahegemónicos. Paradojalmente, Chile no participa en ninguno de los mecanismos comerciales de larga data en América Latina como son la Comunidad Andina (CAN) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) aunque intenta influir en ellos.
Pero además, Chile apoya los proyectos de hegemonía política de los EU en América Latina. Por eso es que continuamente participa en las iniciativas de desestabilización de Venezuela y Bolivia, los “enemigos” de EE.UU. Por lo mismo, resulta siendo la única excepción en América Latina al haber reconocido al efímero gobierno golpista de Carmona en Venezuela en 2002.
Igualmente, Chile es muy activo en hacer sobrevivir el Panamericanismo asentado en la Organización de Estados Americanos (OEA). Como no puede continuar siendo la excepción, ha integrado la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) pero asumiendo un perfil muy tibio.
Como no todo puede reducirse a dar, a Chile también le tocó recibir. EE.UU. graciosamente se prestó para preparar a quien tenía potencial para convertirse en una futura líder política.
Entrenó a Michelle Bachelet en materia de Defensa en el Inter-American Defense College en Washington D.C., para que pudiera asumir esa cartera durante el gobierno del Presidente Lagos. Más adelante, para que lograra su segunda presidencia, la fogueó internacionalmente y la arropó con propaganda inmerecida al hacerle lobby para su nombramiento en la Dirección de ONU Mujeres - texto completo
Fragmento (...) Chile negocia y firma una gran cantidad de tratados comerciales contribuyendo a la propaganda mundial sobre los supuestos beneficios del libre comercio, y apoyando las ansias estadounidenses de reconstruir, por la vía de los tratados bilaterales el poder potencial que perdió en 2005, cuando América Latina, liderada por los entonces presidentes Chávez y Kirchner, se opuso al Tratado de Libre Comercio con América Latina (ALCA).
Chile fue el primer país Latinoamericano donde en 2004, entró en vigor un tratado bilateral de ese tipo con los EU que solo beneficia a las corporaciones transnacionales a medida que destruye a los remanentes de la industria Chilena, a sus trabajadores y a la naturaleza.
Más adelante, Chile juega un rol fundamental en la creación de la Alianza del Pacifico –básicamente uniendo a los países “amigos” de los EU– haciendo contrapeso a la emergencia de mecanismos de integración regional contrahegemónicos. Paradojalmente, Chile no participa en ninguno de los mecanismos comerciales de larga data en América Latina como son la Comunidad Andina (CAN) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) aunque intenta influir en ellos.
Pero además, Chile apoya los proyectos de hegemonía política de los EU en América Latina. Por eso es que continuamente participa en las iniciativas de desestabilización de Venezuela y Bolivia, los “enemigos” de EE.UU. Por lo mismo, resulta siendo la única excepción en América Latina al haber reconocido al efímero gobierno golpista de Carmona en Venezuela en 2002.
Igualmente, Chile es muy activo en hacer sobrevivir el Panamericanismo asentado en la Organización de Estados Americanos (OEA). Como no puede continuar siendo la excepción, ha integrado la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) pero asumiendo un perfil muy tibio.
Como no todo puede reducirse a dar, a Chile también le tocó recibir. EE.UU. graciosamente se prestó para preparar a quien tenía potencial para convertirse en una futura líder política.
Entrenó a Michelle Bachelet en materia de Defensa en el Inter-American Defense College en Washington D.C., para que pudiera asumir esa cartera durante el gobierno del Presidente Lagos. Más adelante, para que lograra su segunda presidencia, la fogueó internacionalmente y la arropó con propaganda inmerecida al hacerle lobby para su nombramiento en la Dirección de ONU Mujeres - texto completo