x Mariano Féliz [www.zur.org.uy / lahaine.org] - Desde hace décadas, la deuda externa y su crisis periódica opera como amenaza permanente sobre los Pueblos de los países dependientes (...)
I - Luego de la crisis de 2001, el capitalismo argentino pareció reencontrarse con la posibilidad de un patrón de crecimiento sostenido. El ajuste brutal en 2002 recreó las condiciones para la acumulación de capital en territorio argentino.
Esas condiciones eran fundamentalmente aumentar: (a) la super-explotación de la fuerza de trabajo activa en el mercado laboral, (b) la super-explotación de la fuerza de trabajo en tareas de reproducción y cuidado, y (c) la super-explotación de los bienes comunes.
Sobre la base de bajas remuneraciones, pobres condiciones de trabajo, sobrecarga de trabajo en los cuerpos de las mujeres en los hogares y territorios, y saqueo a través de la sojización, la megaminería y la producción de hidrocarburos, el capitalismo nacional recuperó por un tiempo sus bríos.
Agotado el impulso inicial, una crisis transicional sobrevino. A partir de allí, los sectores dominantes necesitaban construir una nueva hegemonía pero necesitaban tiempo.
Al tiempo lo compraron con un nuevo ciclo de endeudamiento que se inició en el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) con el acuerdo con los acreedores estatales en el 'Club de París'. El gobierno de Cambiemos aceleró la marcha pero el tiempo se agotó.
En 2018 la economía argentina entró en una nueva crisis de sobre-endeudamiento externo y la crisis transicional se extendió, profundizando la agonía del capitalismo vernáculo. Ni siquiera la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) pudo evitar la debacle (y tal vez la aceleró) - Leer texto completo
I - Luego de la crisis de 2001, el capitalismo argentino pareció reencontrarse con la posibilidad de un patrón de crecimiento sostenido. El ajuste brutal en 2002 recreó las condiciones para la acumulación de capital en territorio argentino.
Esas condiciones eran fundamentalmente aumentar: (a) la super-explotación de la fuerza de trabajo activa en el mercado laboral, (b) la super-explotación de la fuerza de trabajo en tareas de reproducción y cuidado, y (c) la super-explotación de los bienes comunes.
Sobre la base de bajas remuneraciones, pobres condiciones de trabajo, sobrecarga de trabajo en los cuerpos de las mujeres en los hogares y territorios, y saqueo a través de la sojización, la megaminería y la producción de hidrocarburos, el capitalismo nacional recuperó por un tiempo sus bríos.
Agotado el impulso inicial, una crisis transicional sobrevino. A partir de allí, los sectores dominantes necesitaban construir una nueva hegemonía pero necesitaban tiempo.
Al tiempo lo compraron con un nuevo ciclo de endeudamiento que se inició en el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) con el acuerdo con los acreedores estatales en el 'Club de París'. El gobierno de Cambiemos aceleró la marcha pero el tiempo se agotó.
En 2018 la economía argentina entró en una nueva crisis de sobre-endeudamiento externo y la crisis transicional se extendió, profundizando la agonía del capitalismo vernáculo. Ni siquiera la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) pudo evitar la debacle (y tal vez la aceleró) - Leer texto completo