[público / elcomunista.net] - El mundo de la cultura, al igual que el
universo de las universidades públicas, fue calificado por Jair
Bolsonaro y su equipo de Gobierno, desde el primer instante, como
oposición.
Brasil es una potencia cultural de primera categoría, de modo
que una de las primeras medidas fue desintegrar el Ministerio de
Cultura, relegándolo, primero, a formar parte del Ministerio de la
Ciudadanía, para terminar recalando de manera improvisada en el
Ministerio de Turismo, en forma de secretaría especial.
Para Jair Bolsonaro, el desafío de
desactivar la actual cultura nacional, de empujarla hacia el precipicio,
forma parte de sus directrices básicas. Y se está empeñando con todas
sus fuerzas.
Sería precisa una dedicación rotunda y mantenida para
reunir en un mismo equipo directivo a tantos y tan atrevidos referentes
del conservadurismo radical como los de la mencionada secretaría
especial de cultura del Gobierno brasileño.
Las instituciones públicas
más necesarias en el ámbito cultural de Brasil han ido llenándose de
perfiles bendecidos por el líder de ultraderecha y su clan familiar - Leer texto completo