[Sputnik / elcomunista.net] - Lo que sucede hoy en Bolivia,
concretamente con el Gobierno de Jeanine Áñez, podría calificarse como
una tragicomedia, si no fuese por el hecho de que el país es arrastrado a
alta velocidad al abismo por un desgobierno plagado de escándalos.
Por María Luisa Ramos Urzagaste* - Hace poco, a título de austeridad,
fueron borrados de un plumazo tres ministerios: el Ministerio de
Culturas y Turismo, el Ministerio de Comunicación y el Ministerio de
Deportes y no hay para ello una razón creíble. A todas luces, esta
medida es parte de un plan mayor.
El presupuesto destinado a esos tres
ministerios es de 245 millones de bolivianos equivalentes a 35 millones
de dólares aproximadamente, mientras que el monto asignado a la
seguridad del Estado y al Ministerio de la Presidencia supera los 8.800
millones de bolivianos (1.257 millones de dólares).
Entonces la pregunta
pertinente es ¿de qué se trata todo esto?
La pandemia del coronavirus le ha dado a
Áñez, pero principalmente a sus mentores, las condiciones perfectas
para hacer y deshacer el país, mientras el pueblo pasa hambre, frío y
tiene temor al contagio.
Hoy están en juego muchos intereses
económicos, pero ante todo el Estado Plurinacional, que hoy está siendo
demolido. Las empresas estatales que hasta hace poco sostenían gran
parte de la economía del país (y aún continúan a pesar de los embates),
están siendo mal manejadas y desfalcadas a propósito.
Esa al parecer es la primera etapa del
plan: primero quebrarlas, para luego dizque salvarlas con medidas
privatizadoras.
El principal socio de la presidenta transitoria, Samuel
Doria Mediana, no oculta esos planes, lo ha dicho en un evento público
donde expresó: «Ya no más empresas públicas» porque a partir de ahora,
según sus planes, serán para los emprendedores -
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