lunes, 5 de diciembre de 2016

memoria - recuerdos sobre el estilo austero de Stalin

Lenin, el líder de la Revolución bolchevique, ofrecía un aspecto peculiar y paradójico. Combinaba su escasa estatura, su calva, un defecto de dicción (no pronunciaba la “r”), su legendaria gorra, su paso enérgico y sus elevadas emociones.

La mayoría de los monumentos que hasta épocas recientes adornaban las plazas centrales de todas las ciudades en cada esquina del país, lo representan siempre en movimiento, con su gorra favorita puesta o apretada en su mano.

La imagen de Stalin era exactamente la opuesta. Tras el caos de la guerra civil, el país necesitaba estabilidad y un líder que irradiase fuerza, confianza, formalidad y un inquebrantable poder. Stalin, con sus rasgos étnicos del sur del Cáucaso y sus modales pausados, era lo que prescribía el médico.

Presentamos un fragmento de las memorias del primer ministro soviético de la Industria Petrolífera en el gobierno de Stalin, Nikolái Baibakov: “Entré y me quedé quieto:

allí estaba Stalin, el comandante supremo, de pie, aunque de espaldas a mí. Me aproximé, sin atreverme a toser. Lo miré, vi su aspecto: llevaba una guerrera gris, botas de cuero flexible, un atuendo muy modesto para un jefe de Estado…” - texto completo