por Marco Teruggi [teleSUR] - Todo parece listo, faltaría que llegue
el día indicado que, a seguir declaraciones de presidentes, títulos de
noticieros, estaría por ocurrir.
La narrativa de la inminencia es central desde que Juan Guaidó se autoproclamó presidente: inminente caída de Nicolás Maduro, inminente gobierno de transición y resolución de todos los problemas de Venezuela.
Las imágenes al llegar a la frontera son otras. En particular en el punto que se ha construido como zona crítica: los municipios Simón Bolívar y Ureña, en el estado Táchira, frente a la ciudad de Cúcuta, Colombia. Allí debería verse un territorio conmocionado, militarizado del lado venezolano y transformado en un acopio masivo de ayuda humanitaria del lado colombiano.
La realidad es diferente, una superposición de normalidad de una de las fronteras más complejas del continente, y el clima de un escenario en construcción.
Comprender las dinámicas de frontera demanda cruzar algunas variables. En primer lugar, la conformación histórica de ese territorio como zona de comercio binacional, marcado en las direcciones de compra-venta según la relación entre el bolívar venezolano y el peso colombiano.
En segundo lugar, la puesta en marcha desde el año 2013 -con señales anteriores- del contrabando de extracción como parte de un plan de desangre de la economía venezolana.
En tercer lugar, la presencia de actores claves al mando de las operaciones del contrabando, como grupos paramilitares. En cuarto lugar, los tres puntos anteriores dentro del cuadro económico actual. Las variables se cruzan y retroalimentan. - tomado de lahaine.org - Ver texto completo
La narrativa de la inminencia es central desde que Juan Guaidó se autoproclamó presidente: inminente caída de Nicolás Maduro, inminente gobierno de transición y resolución de todos los problemas de Venezuela.
Las imágenes al llegar a la frontera son otras. En particular en el punto que se ha construido como zona crítica: los municipios Simón Bolívar y Ureña, en el estado Táchira, frente a la ciudad de Cúcuta, Colombia. Allí debería verse un territorio conmocionado, militarizado del lado venezolano y transformado en un acopio masivo de ayuda humanitaria del lado colombiano.
La realidad es diferente, una superposición de normalidad de una de las fronteras más complejas del continente, y el clima de un escenario en construcción.
Comprender las dinámicas de frontera demanda cruzar algunas variables. En primer lugar, la conformación histórica de ese territorio como zona de comercio binacional, marcado en las direcciones de compra-venta según la relación entre el bolívar venezolano y el peso colombiano.
En segundo lugar, la puesta en marcha desde el año 2013 -con señales anteriores- del contrabando de extracción como parte de un plan de desangre de la economía venezolana.
En tercer lugar, la presencia de actores claves al mando de las operaciones del contrabando, como grupos paramilitares. En cuarto lugar, los tres puntos anteriores dentro del cuadro económico actual. Las variables se cruzan y retroalimentan. - tomado de lahaine.org - Ver texto completo