(elcomunista.net) - Por su
experiencia de luchas acumuladas y de la sabiduría aprendida en la
práctica, los pueblos consiguen orientarse a fin de hallar el camino del
progreso, la solución a sus dificultades y el modo y los medios para
superar los obstáculos que les plantean los rigores de la vida, de la
sociedad, del mundo y de la naturaleza, pues «es el heroísmo del pueblo
en lucha —afirmaba Ernesto Che Guevara— el que impone las soluciones».
Interpretando
a Fidel Castro y a Paulo Freire, es correcto expresar que es
precisamente del seno de los pueblos de donde nacen sus líderes y
orientadores probos.
Ciertamente,
el proyecto de dominación contra los pueblos de América Latina sigue
dando brazadas de ahogado; no acaba de ser arrancado de una vez por
todas del suelo de la Patria Grande. Hoy por hoy dicho plan fascista ha
tomado prestada la cara de Jair Bolsonaro.
Pese a
ello, también hay otro proyecto, humanista, progresista, comprometido
con las mayorías, que camina por América Latina como lo hizo la espada
independentista de El Libertador Simón Bolívar.
El viejo
refrán popular garantiza que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo
que lo resista. Ahí está Cuba dando ejemplo.
Y en México está el
compañero presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo Gobierno
progresista despierta esperanza para los pueblos de Nuestra América.
En
Bolivia está igualmente el compañero presidente Luis Arce, muy apreciado
por el pueblo boliviano. Y Nicaragua y Argentina, ahora, Perú y otros
pueblos se encaminan al camino socialista y anti imperialista.
Mayakovski
ordenaba con su pluma rugiente: « ¡A la calle, futuristas, poetas y
tambores!».
En ese sentido, el ejemplo de los estudiantes universitarios
colombianos -al igual que el de los chalecos amarillos en
Francia- demuestra una vez más que la calle sigue siendo un inevitable
escenario para defender las conquistas sociales de la humanidad, la
justicia social y la implementación de la democracia directa,
participativa o plebiscitaria.
Los chalecos amarillos fueron
realistas e hicieron lo imposible: lograron que Macron, quien estaba
dispuesto a no ceder ante las justas exigencias de los reclamantes,
tuviera que ceder.
En ese orden de ideas no sobra
insistir en que debemos valorar los nuevos escenarios que se presentan
en nuestros días;
el ciberactivismo, las redes sociales y la
comunicación alternativa consienten ser esgrimidos con el fin noble de
difundir la verdad emancipadora, para desnudar el poder que se esconde
detrás del poder. Veamos el caso de los ciberactivistas Julian Assange y
Edward Snowden.
El ciberactivismo coadyuva a hacerle
frente a la posverdad y a las fake-news o falsas-noticias, las cuales
son inherentes e intrínsecas a la prensa goebbeliana.
Los medios de embrutecimiento masivo
ya no sólo venden sus lectores a los anunciantes, sino que además venden
sus medias verdades y mentiras en forma de noticias a sus lectores.
Tenemos que buscar la victoria de los
pueblos en los diversos campos, incluyendo el digital. Se hace preciso
también obtener la cibervictoria, porque sin ésta no hay victoria
completa para los pueblos en lucha; para los pueblos que siempre renacen
de las cenizas al igual que el ave Fénix -
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