Nuño Domínguez (EsMateria.com) -
Científicos en Estados Unidos consiguen reescribir los recuerdos de
ratones de laboratorio transformando memorias dolorosas en otras
positivas. Los responsables buscan nuevos tratamientos contra la
depresión y los traumas.
Un equipo de investigadores de Estados Unidos ha usado una técnica que controla grupos de neuronas en el cerebro de ratones para reescribir sus recuerdos y transformar memorias traumáticas en otras positivas, y viceversa.
El equipo explora desde hace años los mecanismos cerebrales que permiten crear un recuerdo, guardarlo, recordarlo meses o años después y, además, atribuirle un valor emocional. Es una tarea que el encéfalo hace en fracciones de segundo, sin que seamos conscientes, pero entender cómo lo hace es una tarea complejísima.
No solo por la inmensidad de los circuitos neuronales involucrados, sino también porque nuestra memoria cambia. Un bonito recuerdo de la ciudad en la que nos enamoramos se vuelve malo tras el desengaño. En otros casos, la guerra, un atentado, un desastre natural u otras tragedias dejan grabados en el cerebro recuerdos difíciles de borrar y que causan trastornos psiquiátricos.
Un estudio publicado hoy arroja, literalmente, luz sobre el tema. Se centra en la optogenética, una técnica que permite etiquetar el grupo de neuronas que guardan un recuerdo y reactivarlas a voluntad aplicando sobre ellas un rayo de luz azul.
Estudios anteriores han demostrado que la memoria es maleable y que los malos recuerdos pueden modificarse, reescribirse, lo que ha permitido tratar a personas con depresión o víctimas de una experiencia traumática desde la psiquiatría o la psicología.
Lo que se ignora es el detalle: cómo se crea y se almacena un recuerdo a nivel celular y molecular en el cerebro y cómo se puede cambiar el cableado que hay entre las neuronas para reescribirlo.
Al hacerlo, el recuerdo vuelve y, con él, su asociación positiva o negativa. La técnica ha cobrado un enorme potencial para estudiar a un nivel de detalle inusitado los fundamentos neuronales del comportamiento, la memoria y las causas de enfermedades como el alzhéimer, la esquizofrenia o el estrés postraumático.
El año pasado, el equipo de Susumu Tonegawa, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, Estados Unidos), creó recuerdos falsos en ratones usando la optogenética. Ahora, su equipo demuestra en un nuevo estudio publicado en Nature cómo transformar el valor emocional que el cerebro atribuye a los recuerdos -- ver mucho màs en Argenpress
Un equipo de investigadores de Estados Unidos ha usado una técnica que controla grupos de neuronas en el cerebro de ratones para reescribir sus recuerdos y transformar memorias traumáticas en otras positivas, y viceversa.
El equipo explora desde hace años los mecanismos cerebrales que permiten crear un recuerdo, guardarlo, recordarlo meses o años después y, además, atribuirle un valor emocional. Es una tarea que el encéfalo hace en fracciones de segundo, sin que seamos conscientes, pero entender cómo lo hace es una tarea complejísima.
No solo por la inmensidad de los circuitos neuronales involucrados, sino también porque nuestra memoria cambia. Un bonito recuerdo de la ciudad en la que nos enamoramos se vuelve malo tras el desengaño. En otros casos, la guerra, un atentado, un desastre natural u otras tragedias dejan grabados en el cerebro recuerdos difíciles de borrar y que causan trastornos psiquiátricos.
Un estudio publicado hoy arroja, literalmente, luz sobre el tema. Se centra en la optogenética, una técnica que permite etiquetar el grupo de neuronas que guardan un recuerdo y reactivarlas a voluntad aplicando sobre ellas un rayo de luz azul.
Estudios anteriores han demostrado que la memoria es maleable y que los malos recuerdos pueden modificarse, reescribirse, lo que ha permitido tratar a personas con depresión o víctimas de una experiencia traumática desde la psiquiatría o la psicología.
Lo que se ignora es el detalle: cómo se crea y se almacena un recuerdo a nivel celular y molecular en el cerebro y cómo se puede cambiar el cableado que hay entre las neuronas para reescribirlo.
Al hacerlo, el recuerdo vuelve y, con él, su asociación positiva o negativa. La técnica ha cobrado un enorme potencial para estudiar a un nivel de detalle inusitado los fundamentos neuronales del comportamiento, la memoria y las causas de enfermedades como el alzhéimer, la esquizofrenia o el estrés postraumático.
El año pasado, el equipo de Susumu Tonegawa, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, Estados Unidos), creó recuerdos falsos en ratones usando la optogenética. Ahora, su equipo demuestra en un nuevo estudio publicado en Nature cómo transformar el valor emocional que el cerebro atribuye a los recuerdos -- ver mucho màs en Argenpress