miércoles, 6 de febrero de 2019

Colombia - del posacuerdo a la polarización internacional

por Eduardo Marin - Una de las tendencias actuales en América latina y Caribeña es la polarización de Colombia (y otros países) para seguir a Estados Unidos en la intervención y bloqueo contra el gobierno constitucional de la República bolivariana de Venezuela en medio de un riesgoso ambiente geopolítico para la seguridad mundial

Ese movimiento es simultáneo con las trabas internas para la implementación de los acuerdos de paz en Colombia - Dos años largos fueron suficientes para que ese proceso diera graves síntomas de crisis que -según analistas- deriva de la escasa voluntad política que tienen los diversos factores de poder (gobierno, estado, políticos, empresarios y otros poderes fácticos) para cumplir con lo pactado a fin de terminar un perverso conflicto interno que -de hecho- nace con el final de las campañas bolivarianas por la independencia


Los índices de cumplimiento fueron reconocidos como muy bajos pues la insurgencia cumplió a cabalidad con la entrega de armas, situación que fue avalada por la delegación y otras instancias de la ONU, y por los países que han oficiado como garantes y acompañantes, mientras en ese período la contraparte tuvo un bajísimo desempeño

La visita al país (en 2018) del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y muchos otros pronunciamientos de la comunidad internacional ponen en evidencia el empantanamiento de la situación y las negativas repercusiones que una eventual ruptura o marcha atrás significaría para el país, América latina y el mundo

Varios acuerdos de paz en Colombia han sido históricamente incumplidos por diversos gobiernos de los dos partidos tradicionales, hoy fragmentados, y tras su incumplimiento y ruptura el país neogranadino entró en una etapa de persistente violencia que registra la muerte selectiva de dirigentes de la insurgencia y de las organizaciones populares

Similar situación -!qué casualidad!- se ha presentado en países centro-americanos (Nicaragua, El Salvador y Guatemala) con desenlaces comunes y matices diversos, fuertemente influidos por las agresivas políticas aplicadas por Estados Unidos en esa región y que hoy también tienen que ver con la actualidad colombiana

En el caso actual, en Colombia la contraparte en los acuerdos -la insurgencia de las Farc- cumplió a cabalidad y según todos los protocolos con la entrega de armas y se convirtió en partido político, aunque en medio de trabas 'formales' para su entrada a una etapa de participación en el accionar partidista - Todo lo demás está por hacerse, incluso aspectos de logística sencilla en los campamentos donde los excombatientes deben iniciar su nueva vida en participación ciudadana

¿Dónde están los actores del incumplimiento? Aparte del gobierno como ejecutor y factor concatenante, son actores del incumplimiento la Corte Constitucional y el Congreso, el sistema de Justicia y penitenciario, y el aparato político de las élites dominantes que se oponen a los cambios - Bajo la influencia de Estados Unidos ellos tienen directa responsabilidad en el conflicto, aunque no solo en la etapa actual sino en todo lo que afecta la vida social, política y económica de Colombia, país de casi 45 millones de habitantes

Capítulo especial en ese incumplimiento cabe a los refractarios poderes fácticos que componen influyentes empresarios/políticos y los medios de comunicación que manejan - En ese clima adverso a la paz participan el sistema educativo y entes regionales del estado que en entrelazadas dimensiones han sido parte del conflicto y ahora contribuyen a ahogar los acuerdos mientras priman los intereses de grupos politicos que navegan en los límites de la corrupción generalizada, delincuencia y degradación politiquera y clientelista

El narcotráfico y el paramilitarismo -con diferentes denominaciones oficiales- sobre los que incide y opera Estados Unidos y esa 'politiquería' como degradación de la gestión pública y privada juegan en un enrarecido ambiente que busca 'hacer trizas' en el imaginario social los acuerdos en su temprana etapa de implementación proyectada -al menos- para una larga década (2017-2027)

A ello se agrega ahora la participación activa de Colombia en el alineamiento internacional que conspira contra la soberanía y autodeterminación de los pueblos consagrados en el derecho internacional

Ese es el grisáceo panorama del post-acuerdo manipulado desde los sectores dominantes y aplicado bajo la presión armada y represiva a los núcleos sociales ...
más de 8 millones de desplazados como víctimas directas y una alta proporción de víctimas indirectas del conflicto social y armado -a quienes se puso como eje de los burlados acuerdos- son otra vez los afectados por el tortuoso y diluido proceso de implementación que preocupa al mundo

Esa crisis se manifiesta en un complejo contexto global adverso a Estados Unidos (y a las fuerzas imperiales) que busca (en algunos casos) mantener su hegemonía y retomarla (en otros), mientras abre múltiples frentes de conflicto internacional que busca rehacer un control unipolar que tuvo y hoy le es cada vez más esquivo en medio de una multipolaridad global en desarrollo

El eventual desenlace en Colombia podría recaer sobre los sectores populares que -frustrados una vez más en su negada participación ciudadana- podrían trasponer la actual etapa de caos y seguir mirando hacia las insurgencias en un ambiente regional latino-americano cargado de desencuentros sociales y políticos que nacen de la persistente inequidad y la injusticia

Ésta se manifiesta en los mil y un problemas -salud, educación, vivienda, trabajo y seguridad- que danzan en una masiva realidad que brota del enriquecimiento sin fin de unas élites (dependientes del mundo imperial) que buscan a sangre y fuego hacer que primen sus intereses sin aportar soluciones sociales, económicas y políticas a esa dramática y deficitaria situación ya sobre-diagnosticada y evaluada en todas sus dimensiones - ema