x Carlos Fazio [La Jornada / lahaine.org] - Si EEUU quisiera realmente combatir el tráfico de drogas el objetivo sería Colombia, no Venezuela
En la coyuntura de la llamada "epidemia del siglo", la diplomacia de
guerra de EEUU ha decidido profundizar su guerra no convencional,
asimétrica, contra Venezuela.
Con una serie de acciones sucesivas que
pretenden generar miedo y pavor (
shock and awe) en filas
"enemigas", la administración Trump activó el 26 de marzo pasado el
miserable plan diseñado por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el
representante especial para Venezuela, Elliott Abrams, cuyo objetivo
final es intentar producir un "cambio de régimen" en el país que tienen
la reservas probadas de hidrocarburos más grandes del mundo.
Ese día, en lo que parece marcar un nuevo punto de no retorno ahora bajo la pantalla judicial del golpismo (
Lawfare),
el fiscal general de EEUU, William Barr, anunció cargos criminales por
narcoterrorismo, tráfico de cocaína, lavado de dinero y corrupción
contra el presidente constitucional y legítimo de Venezuela, Nicolás
Maduro;
una docena de altos funcionarios civiles y militares así como
dirigentes del proceso bolivariano -e, incluso, un par de generales
prófugos de la justicia venezolana-,
bajo la grotesca argumentación de
"haber participado en una asociación delictiva" que involucraría a una
"organización terrorista extremadamente violenta" -las extintas Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-, así como de "conspirar" para
utilizar la venta de drogas como un "arma" contra EEUU -
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