Por Marco Teruggi [Sputnik] - Caracas fue
testigo este 10 de marzo de una movilización convocada por Juan Guaidó y
otra por el chavismo.
Lo que debía ser una acción contundente opositora
no logró impacto y dejó ver de manera clara la división en las filas de
la oposición, un elemento que obliga a la estrategia norteamericana a
acelerar los tiempos.
La
derecha venezolana enfrenta una crisis sostenida en la capacidad de
movilización de su base social. Las últimas acciones han sido expresión
de ese cuadro de poca fuerza que no logra ser disimulado.
La gente se concentró en Chacao, en el este de la ciudad, zona habitual de la oposición, cerca de las 10 am, hora local. Según había anunciado Guaidó, durante esa concentración serían entregados volantes con las consignas para saber cómo movilizarse durante la jornada.
"Tenemos que llegar a la Asamblea y agarrarla con nuestro presidente Juan Guaidó", afirmó un joven desde el punto de concentración.Sin embargo, ya desde las 9:30 de la mañana estaban instaladas las sillas cerca del punto de concentración para realizar la sesión de la AN que afirmaba presidir Guaidó.
Es decir que, mientras se mantenía la
expectativa de ir hasta la sede del poder legislativo y recibir
instrucciones, ya el plan había sido montado: la movilización sería por
unas pocas cuadras - Leer texto + temas relacionados