Por Francisco Herranz [Sputnik] - Con
el azote del coronavirus, el planeta ha girado definitivamente hacia
Oriente y, en consecuencia, China se ha situado a la cabeza, desplazando
a Estados Unidos en su hegemonía mundial, mientras Europa sigue
moviéndose con lentitud, sin demasiada eficacia por la falta de unidad
interna.
El Gobierno encabezado por el presidente Xi Jinping ha combatido con fiereza y ha ganado (por ahora) en una lucha sin cuartel y contrarreloj, después de que el primer brote de COVID-19 surgiera en la ciudad de Wuhan,
capital de la región de Hubei, el pasado 23 de enero.
Decretó el
confinamiento prácticamente total en el epicentro de la entonces
epidemia —ya pandemia
tras la declaración oficial de la Organización Mundial de la Salud
(OMS)—.
Ahora, cuando se han reducido considerablemente el número de
nuevos contagios, Pekín está autorizando en Wuhan, tras dos meses de
aislamiento, un levantamiento parcial de las draconianas restricciones
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