[Sputnik] - Las mujeres rusas con capaces «de
detener a un caballo que galopa a toda velocidad y de entrar en una
‘izba’ ardiente», aseguró a mediados del siglo XIX el poeta ruso Nikolái
Nekrásov en un poema.
Por Verónica Proskurnina* - La estrofa del poema se ha convertido en
una frase célebre, cuya veracidad las mujeres rusas, sobre todo
aquellas que les tocó vivir en la época soviética, han tenido ocasión de
demostrar, haciéndose cargo de las labores más duras y de profesiones
que antes eran asequibles solo para los hombres.
La labor de espionaje no es una
excepción, hasta el punto que actualmente se considera una esfera en la
que las mujeres resultan imprescindibles.
«Los especialistas coinciden en que las
mujeres son más observadoras que los hombres, tienen una intuición más
desarrollada y son más minuciosas», reconoce el coronel retirado
Vladímir Antónov, experto del museo del Servicio de Inteligencia
Exterior de Rusia.
Para el oficial, , las representantes
del sexo femenino son más quisquillosas, y, según un refrán anglosajón,
«el diablo está en los detalles», así que eso les da una gran ventaja.
Pero hay algo más en las mujeres rusas
que las convierte en verdadera joya en manos de los servicios secretos, y
es su físico, algo que reconoce no solo Antónov sino muchos en el
mundo, como en el caso de la famosa espía holandesa Mata Hari - Leer texto completo