[Sputnik / elcomunista.net] - Instruir que la gente se quede en casa
para frenar al COVID-19, coloca a millones de latinoamericanos, que
sobreviven con unos escasos pesos ganados en la jornada, en la
disyuntiva de quedarse en casa y aguantar el hambre o salir a la calle y
exponerse al virus.
Por María Luisa Ramos Urzagaste* - Según la Organización Internacional del
Trabajo, más del 60 % de la población activa a nivel mundial, unos 2.000
millones de personas, tiene un empleo informal y la mayor parte de esa
economía sumergida, es decir, más del 93 %, se ubica en los países
emergentes y en desarrollo.
Son empleos precarios, subempleos
inestables, sin protección de salud alguna, que representan más del 50%
de la población activa en Sudamérica, América Central y el Caribe, pero
que en Honduras, Guatemala, Nicaragua y Bolivia llega a aproximadamente
el 80%.
En cifras generales, esa es la población
que se verá profundamente afectada en su nivel de vida, desde ya
precario, si es que los Gobiernos no asumen medidas conexas para evitar
mayor pauperización en el corto y mediano plazo.
Precisamente por esta situación (de
predominio del empleo informal), que es muy distinta a la realidad
china, coreana, o europea, es que no debiera copiarse mecánicamente las
medidas asumidas por esos países.
¿Y quién se ocupa de los pobres? - Leer texto completo