El centro de gravedad de América Latina se irá trasladando en las
próximas semanas a Bolivia, donde la principal incógnita pasa por ver si
finalmente habrá elecciones libres y transparentes que ayuden a
recuperar la democracia desgarrada en noviembre pasado. El Día D es el 6
de septiembre.
Por ahora. Con el MAS arriba en todas las encuestas, la derecha apuesta otra vez a patear el tablero con un nuevo aplazamiento y/o la proscripción. Es lógico: nadie da un golpe de Estado para después entregar mansamente el poder a quienes sacaste por la fuerza.
Tienen una buena coartada: el desastre que está provocando la pandemia. Hospitales colapsados y gente muriendo en las calles son el rostro más crudo de un sistema de salud desmembrado [por los golpistas].
La curva de contagios sigue creciendo y, por si le faltaba algo a la convulsionada actualidad boliviana, el positivo de Covid-19 alcanzó a la propia presidenta de facto, a siete ministros, seis viceministros, al jefe de las Fuerzas Armadas y a una docena de legisladores y legisladoras.
De las múltiples crisis que envuelven el país, la sanitaria se torna indisimulable - Leer texto completo