martes, 29 de marzo de 2016

Brasil - incierto escenario institucional y lucha internacional de clases

x Juan Luis Berterretche - Se puede realizar un expeditivo golpe parlamentario como en Paraguay y luego imponer en unas elecciones manipuladas por el imperialismo

La conducción coercitiva del ex-presidente Lula el 4 de marzo a Congonhas por una exagerada fuerza de 200 policías armados a guerra liderados por cuatro oficiales de la policía federal y cuatro fiscales -procuradores- del Ministerio Público de São Paulo, se trató de una operación para evaluar el nivel de apoyo con que cuenta aún el PT y el “lulismo”. Y quizá un ensayo para medir cual sería el grado de resistencia popular que encontrarían en un escenario de destitución presidencial.

Lula fue conducido en sigilo a una sala VIP del aeropuerto de Congonhas (São Paulo) al lado de la pista, con una aeronave de la policía federal en el hangar pronta para decolar. La intención era de hecho, detenerlo y conducirlo a Curitiba (en Paraná) para mantenerlo encarcelado por tiempo indeterminado. Toda la acción desconocía la diferencia entre dos figuras contempladas por la ley brasileña: la de sospechoso y la de acusado. Lula podría ser tratado como sospechoso y en ese caso correspondía una intimación previa.

Invitarlo a deponer sin aparato coercitivo, sin amenaza, ni prepotencia. Dejando claro que esa es la forma con que se encara la intervención de la justicia cuando el sospechoso es parte de la elite política o económica del país. Con la población pobre y periférica esos recaudos no existen. Pero partamos de que se trata de un ex-presidente y las sospechas contra Lula hasta ahora, no han mostrado mucha consistencia - texto completo