Hace 56 años, un 27 de mayo de 1964, irrumpían las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), en el histórico territorio liberado
de la llamada “República de Marquetalia”.
Como respuesta a la urgente necesidad de darle mayor coherencia y organización a la lucha revolucionaria que esperaban los humildes de ese país, principalmente campesinos, para resistir la represión física desplegada por el Estado y enfrentar, así mismo, las causas estructurales de la explotación y la dominación.
El nacimiento de las FARC no estuvo determinado por la desesperación
política o romanticismo de algún núcleo pequeñoburgués urbano o rural,
ni por la ansiedad de ver sangre derramada —como a menudo se distorsiona
premeditadamente la experiencia guerrillera de esta fuerza insurgente—,
sino por un largo proceso de acumulación política y de acciones armadas, de naturaleza defensiva, contra la brutal arremetida conservadora que se volvió más intensa tras el asesinato, en 1948, del liberal Eliecer Gaitán, quien desde su ingreso a la política siempre se puso a lado de los más humildes.
Las persecuciones políticas y las detenciones de luchadores sociales, y los asesinatos de sus cuadros más importantes, no detuvieron el progresivo despertar popular contra las injusticias, cuya expresión más intensa se dio en el Bogotazo, una sublevación popular que condenó el crimen del político nacionalista y que llamó a seguir luchando.