[Sputnik / elcomunista.net] - La figura de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela ha resultado un fracaso político. Sin embargo, visto como mecanismo para justificar robos de bienes de la Nación, el saldo es diferente. En ese plan de despojo se articulan gobiernos, transnacionales, jueces y abogados.
Por Marco Teruggi* - Juan Guaidó está en un punto político muerto. No logra recuperar iniciativa, convencer, deshacerse de los expedientes de mal manejo de fondos que lo rodean. El paso de las semanas y meses lo reduce, y ya queda poco o nada del recuerdo de su paso por el Congreso estadounidense y la Casa Blanca a principios de este 2020.
Visto en esos términos, el ensayo del «presidente encargado» es un fracaso. La institucionalidad paralela y virtual no logra sus cometidos políticos. Así pasó también con el «Tribunal Supremo de Justicia en el exilio», del cual ya casi no se tiene memoria, o la «fiscal general en el exilio», sin trascendencia.
Resulta entonces plausible la afirmación de John Bolton, exconsejero de Seguridad, que en su libro La habitación donde ocurrió escribió que el presidente Donald Trump presentó dudas sobre las capacidades y aptitudes de Guaidó.
También resulta lógico que el mismo
Trump haya dejado ver en una entrevista reciente, publicada en el portal
Axios, sus dudas sobre Guaidó.
¿Por qué no las tendría acerca de quien no ha logrado una sola victoria interna desde que fue reconocido/nombrado por su administración el 23 de enero del 2019?