El mundo entero ha visto como los policías asesinaron a George Floyd. No obstante, fueron necesarios ocho días de protestas masivas y multirraciales hasta que los policías fueran acusados. Sin el tumulto -y sí, incluso los disturbios- el asesinato a sangre fría de George Floyd hubiera sido tratado como otro ejemplo de la policía “haciendo su trabajo”.
Al fin, las protestas han forzado a que todo el mundo admita que la
supremacía blanca no es parte del pasado, sino que está permanentemente
anclada en la estructura de la sociedad estadounidense, desde los
tiempos de la esclavitud y del genocidio contra los pueblos originarios
que posibilitaron el sistema capitalista.
El racismo no es una simple
aberración del sistema, sino el componente central del mismo. Quienes
denunciaron la “violencia” que estalló durante las protestas a través
del país, no lo entienden.
Mientras, a la clase capitalista no le importan nada las vidas negras y mulatas (o sea, latinas): los patrones defienden con devoción la propiedad privada y la “legitimidad” de las fuerzas policiales que “sirven y protegen” sus intereses.
El lenguaje inaudible - Como el reverendo Dr. Martin Luther King Jr. señaló en 1967: “La revuelta es el lenguaje de los ignorados. ¿Y qué es lo que EEUU no ha escuchado? - Leer texto completo