[Sputnik / elcomunista.net] - El homicidio de Floyd fue el grano que derrumbó el cono donde se habían acumulado agravios: la sórdida desigualdad de la plutocracia (mas que democracia), el abandono de los ‘millennials’, su violencia inherente, sobrecargada de armas de fuego, y su sicología de sometimiento por su policía doméstica y su ejército foráneo en sus múltiples guerras.
Por Alfredo Jalife-Rahme* - Se puede discutir si se trata de una guerra racista o de una guerra de clases. Yo me inclino por una guerra civil multifactorial, donde resalta la guerra demográfica de los blancos anglosajones y protestantes (los WASP, por sus siglas en inglés), frente al ascenso irresistible de los latinos, su segunda minoría, y la tensión permanente con los afro, su tercera minoría, además de la patente guerra generacional entre los baby boomers y los millennials.
La dinámica de su segunda guerra civil está escrita en el muro con dos cosmogonías incompatibles cuando cada una de ellas reclama su lucha existencial.
No se puede soslayar la segunda fase del
Síndrome de Estrés Post-Traumático, en medio de un controvertido
confinamiento que enfrentó a tirios y troyanos: la furia, después de la
inicial «negación», que se desparramó en forma insólita en cerca de 40
ciudades incendiadas y vandalizadas en el país.
Tampoco se puede minimizar la infiltración deliberada de grupos extremistas tanto de izquierda, Antifa —vinculada al mega-especulador George Soros—, como al supremacismo blanco.
El fallido impeachment de los Demócratas ahondó mas su patente fractura.