[Sputnik / elcounista.net] - El fútbol moderno en Rusia es deudor de
la impronta que dejaron primero una selección vasca y luego la carrera
deportiva de varios de sus niños de la guerra.
Su talento, resistencia y método obraron una modernización del fútbol en la Unión Soviética. Especie de gen, los españoles nacidos en la URSS también destacaron en hockey y baloncesto.
Los éxitos acumulados por el deporte español en los últimos años son innegables, sus deportistas han ganado los trofeos más importantes tanto en deportes colectivos como en disciplinas individuales. Apellidos como Gasol, Nadal, Induráin, Iniesta o Fiz son de común reconocimiento en el mundo.
A raíz de la transformación a la que
España sometió a su deporte de cara a la organización de los Juegos
Olímpicos de 1992 en Barcelona, el país pasó a imbuirse de un halo de
profesionalidad ―en algunos casos, incluso de sofisticación― que superó
el marchamo más reconocible, importado del mundillo futbolístico desde
décadas anteriores: la furia.
Pero más allá de esta palabra, que parece
aludir a una cualidad que mezcla pundonor y una entrega total, hay algo
intangible en los deportistas de España que los distingue allá donde
comparezcan. Una especie de don cuyo más importante ingrediente es una
capacidad competitiva muy alta - Leer texto completo