Por Eliana Gilet [Sputnik] - El
nuevo T-MEC pide a México que cambie la forma en la que legisla
internamente el uso de sus semillas, algo que tiene profundas
implicancias económicas y políticas, pero también sociales y culturales.
Sputnik te trae los pormenores de esta situación.
Una de las cláusulas del nuevo Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) pide a México que revise su legislación interna
para integrarse al acta de la Unión internacional para la protección de
obtenciones vegetales del año 1991 —conocida genéricamente como Upov 91— y se adapte a sus características abandonando su régimen actual, correspondiente al acta del año 1978 (Upov 78).
Aunque el T-MEC brinda un plazo de cuatro años de gracia a México para
la discusión de este cambio legislativo, un diputado local presentó una
iniciativa para modificar la Ley Federal de Variedades Vegetales que consagra los mecanismos para que el Estado mexicano garantice el pago de patentes y regalías
al puñado de empresas monopólicas que controlan el sector semillero
internacional, acelerando el proceso sin permitir su discusión amplia
con el campo social que será afectado.
Esta modificación legal provocaría un cambio histórico en la
forma cómo se utilizan las semillas para la producción agrícola en el
país, ya que entre las vetas más sobresalientes se destaca la prohibición del libre intercambio de semillas entre los productores,
obligándolos a pagar patentes y regalías a quien registre las distintas
variedades vegetales naturales como propias —previendo sanciones a
quien no las pague, que incluyen la destrucción de las cosechas y cárcel
a los reincidentes—;
así como también prohíbe el llamado uso propio
que es una práctica ancestral por medio de la cual los campesinos
reservan un poco de las semillas de su cosecha presente para con ellas
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