En un país tan heterogéneo como Brasil, diverso y cambiante, el grado de densidad de la autoridad presidencial, su investidura, se convierte en un factor fundamental a la hora de establecer el ritmo del proceso político y la definición de las diferentes agendas.
Al respecto, lo que ha ocurrido de un tiempo a esta parte –y de forma más acelerada, desde el año pasado hasta la fecha- recesión económica, dispersión ideológica y crisis de la representación mediante, es que el poder presidencial se ha licuado de tal forma que ha perdido su capacidad de iniciativa.
Hoy en día, la dinámica del sistema pareciera provenir desde factores de poder con intereses propios (medios de comunicación, entidades empresariales, intereses extranjeros, entre otros) que, en un avance progresivo, han dejado a la voluntad política gubernamental en un verdadero impasse.
Un impasse político que, si no se toman los recaudos necesarios, irá abriendo camino para una cada vez más acentuada colonización privada del Gobierno; la expansión del PMDB sobre el escenario político es precisamente expresión de este retroceso.
Las movilizaciones y sus organizadores Manifestaciones tan multitudinarias como las del domingo pasado nunca pueden tener un único principio convocante, ni una consigna abarcadora, ni un actor fundamental que las vehiculice; cuando las cifras son tan expresivas se desbordan parcialmente las racionalizaciones que se quieran hacer sobre el asunto y las conjeturas resultantes.
Sin embargo, lo que sí no ha sido, en este caso, es una movilización espontánea como las que se verificaron, en mayor o menor grado, en junio del 2013.
Aquí la preparación y la planificación son elementos que deben ser considerados, como así también merece cierta observación el propio lugar donde ésta fue más contundente: en la circunscripción electoral que corresponde a la Avenida Paulista –en la Ciudad de San Pablo– Dilma Rousseff obtuvo en la última disputa presidencial uno de sus peores registros de todo el país: fue derrotada por Aecio Neves por 86,68% de los votos - texto completo