[Sputnik / elcomunista.net] - Fue el triunfo definitivo de los
otanistas frente a los europeístas. Fue el funeral oficial de la
doctrina de Gaulle. Fue —en definitiva— la muerte de Europa, en cuyo
territorio se impuso desde entonces la voluntad de la OTAN que
—recordémoslo— siempre tiene como jefe a un general de las Fuerzas
Armadas de Estados Unidos.
Por Sergio Rodríguez Gelfenstein* - En enero de 2003 el secretario de
Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, acuñó el epíteto de Vieja
Europa para referirse a ciertos países de la región oeste de ese
continente que rechazaban participar en la guerra que Estados Unidos
desataría más tarde contra Irak.
En contraposición, Rumsfeld exaltaba el
apoyo recibido de los países del este que durante casi medio siglo
estuvieron atados a la Unión Soviética y que habían realizado una
transición antidialéctica hacia la extrema derecha.
Rumsfeld los llamó
la Nueva Europa. A ellos se unían los gobiernos del Reino Unido (Tony
Blair), España (José María Aznar) e Italia (Silvio Berlusconi), quienes
representaban la subordinación más extrema a las políticas emanadas de
la Casa Blanca.
Con ellos finalmente pudo desatar su guerra a partir de
informes falsos creados con ese objetivo - Leer texto completo