[Sputnik / elcomunista.net] - Las migraciones son tan antiguas como la
propia humanidad. Durante siglos el ser humano buscó nuevos lugares
donde asentarse, ya sea para mejorar su situación económica, para
escapar de las guerras, las epidemias o las persecuciones políticas y
religiosas.
En el siglo XXI la situación no es diferente. Millones de personas
miran hacia el norte y se aventuran por lugares inhóspitos, con riesgo
de perder su vida, por llegar a Europa o a Norteamérica, donde, con un
poco de suerte, encontrarán la ‘tierra prometida’, o por lo menos un
trabajo que le permita garantizar su vida y la de la familia que dejaron
atrás.
Solo que ahora muchos gobiernos escogen a las personas que quieren
dentro de sus fronteras, casi siempre profesionales altamente
cualificados, con dominio de la lengua del país, y generalmente jóvenes
para asegurarse no tener que ocuparse de ellos en muchos años.
Emigran indios, chinos, africanos, suramericanos, caribeños,
tailandeses, pakistaníes, venezolanos, afganos, cubanos y sirios, entre
muchos otros.
Todos con una misión similar: encontrar en otras tierras
lo que es imposible en la suyas. Aunque algunos de ellos mueren en el
Mediterráneo, en el cruce de un paso fronterizo, en el Sahara, en la
selva de Darién, o en la corriente del Golfo - Leer texto completo