Incluye, entre otras maniobras, exigencias de renuncia del presidente en pequeñas pero muy difundidas manifestaciones del fujimorismo, y pedidos de diputados para la sustitución del primer ministro Guido Bellido y el canciller Héctor Béjar.
Éste, por cierto, ha dejado claras las bases de una política exterior independiente y soberana, defensora de la no intervención, promotora de la unidad y la integración regional mediante Unasur y la Celac, que se aparta del moribundo Grupo de Lima: condenamos los bloqueos, los embargos y las sanciones unilaterales que sólo afectan a los pueblos, ha dicho.
Para el imperialismo y los ultrarracistas grupos de poder económicos locales e internacionales, resulta inadmisible aceptar que llegue a la presidencia el primer cholo, maestro de escuela y campesino andino en la historia peruana, en un país estratégicamente tan importante, justo en un momento de reanimación de las luchas populares y de ascenso de gobiernos de izquierda en la región.
Desde que fue derrocado por un golpe derechista el general y presidente Juan Velasco Alvarado (1975) –también de origen humilde, cholo y andino norteño–, el imperialismo dio por hecho a Perú como su dócil dependencia.
En efecto, todos los ocupantes desde entonces del Palacio de Pizarro han sido lacayos de EEUU y de la oligarquía, asaltantes del erario público en connivencia con los poderes Legislativo y Judicial - Leer màs