(Sputnik / elcomunista.net) - Un fragmento de techo se desplomó sobre Geraldine mientras colaba café el 14 de agosto, aún con dolor y temor logró salir de su casa antes que otros trozos se derrumbaran como si fueran pedazos de cartón.
«Casi no podía caminar, me llevaron al hospital Saint Antoine, había muchas personas en el parqueo, otros con heridas mucho mayores que la mía. Todos estábamos muy asustados», narró a Sputnik vía telefónica.
En los exteriores del centro de salud se reunían las personas que desesperadas buscaban atención médica. A muchos los sacaron sus propios familiares bajo los escombros y venían en brazos, en motocicletas y algunos a pie.
Todavía desconocían la magnitud del sismo, un tanto mayor que el ocurrido en 2010 cuando la capital Puerto Príncipe se derrumbó y 300.000 murieron en pocas horas.
Cuando se organizó la asistencia, Geraldine pudo ver a un médico. «Era un cubano que me limpió y entablilló el pie, me dijo qué debía tomar para el dolor y casi me rogó que no regresara a la casa», recuerda.
Como ese galeno, varios especialistas de Cuba casi no tuvieron tiempo después del sismo para comenzar a atender a los pacientes - Leer màs + fotos