En América Latina y el Caribe se presentan o vislumbran nuevos desarrollos que deben impactar positivamente en la consolidación de lo que ha dado en llamarse segunda ola progresista.
Esta ola se habría desencadenado con el surgimiento de nuevos gobiernos populares en la región, después de varias derrotas del progresismo desde Honduras y Paraguay hasta Brasil, Argentina, Ecuador, Uruguay y Bolivia.
Excepto en Argentina y Uruguay, estos reveses se debieron a golpes de Estado; en Ecuador, a una artera traición.
La segunda ola adviene con la llegada a la presidencia de México, Argentina y Bolivia de Andrés Manuel López Obrador (2018), Alberto Fernández (2019) y Luis Arce Catacora (2020), en este último caso a consecuencia de una gran movilización indígena-popular que hundió bajo una montaña de votos al golpe de Estado y la dictadura implantada un año antes por Estados Unidos y la derecha local.
El ascenso del maestro Pedro Castillo a la presidencia de Perú suma un cuarto gobierno a la ecuación. Obviamente, ellos refuerzan y, se ven reforzados a la vez, por la presencia, contra viento y marea, de la Cuba socialista, la Venezuela bolivariana y la Nicaragua sandinista.
Pero en noviembre de este año, es muy probable que los chilenos elijan un gobierno popular en sustitución del ultraneoliberal de Sebastián Piñera.