(Sputnik / elcomunista.net) - Durante la guerra fría el mundo estuvo al borde de una tercera guerra mundial cuando se desató la Crisis del Caribe.
El excoronel y columnista del medio ruso Zvezda, Ígor Atamanenko, contó la historia de otra crisis menos conocida que puso al mundo en peligro de destrucción y fue prevenida por un MiG-25.
Según cuenta el autor, después de la Guerra de los Seis Días que tuvo lugar en 1967, Israel estaba sumido en la euforia por su devastadora victoria sobre Egipto. Desde entonces en el Estado hebreo se estableció la opinión de que los árabes habían perdido su poder militar y no podrían recuperarlo.
Esta percepción de las fuerzas militares de los Estados árabes permaneció mientras los servicios especiales de Israel «lucharon contra el terrorismo árabe» después del asesinato de atletas israelíes en Múnich, explica Atamanenko.
Los egipcios también contribuyeron a esta imagen al llevar a cabo un extenso plan de desinformación. De acuerdo con él, se informaba a todos los periodistas extranjeros de lo precario que era el estado del Ejército egipcio.
Mientras tanto, la URSS ayudó a restaurar las Fuerzas Armadas del país árabe y lo abasteció con novedosos armamentos. Dichos armamentos fueron utilizados contra Israel el 5 de octubre del 1973.
El ataque de Egipto tomó por sorpresa al ejército israelí. Con 3.000 soldados muertos, más de 900 tanques y 200 aviones destruidos, el golpe atestado por las fuerzas de Egipto fue abrumador.
Al ver que la derrota era inminente y no estar dispuesta a capitular, la primera ministra de Israel, Golda Meir dio la orden de usar armas nucleares para destruir Damasco y El Cairo. A pesar de no estar de acuerdo con la decisión de la mandataria, se procedió a preparar el armamento nuclear para el ataque.
Los servicios de inteligencia obtuvieron información sobre el ataque que se estaba preparando e intentaron disuadirlo por medios diplomáticos. Se insinuó que la Unión Soviética tenía pactos militares con los dos países árabes y respondería de una manera acorde.
Al ver que la diplomacia no funcionó, se tomó la decisión de ejecutar un plan de disuasión alternativo para prevenir una catástrofe. Para ello se hizo despegar en aquel entonces el secreto caza soviético, el MiG-25.
El avión entró en el espacio aéreo de Israel y tres cazas de producción francesa, Mirage, despegaron para interceptar al intruso. No obstante, el ‘intruso’ volaba a una altitud y velocidad inalcanzables para los Mirage, narra el coronel.
Dispararon varios misiles contra el Mig-25, pero el avión volaba dos veces más rápido que sus adversarios y mucho más alto. Así, el caza soviético dio seis vueltas a Tel Aviv sin ser abatido.
También fueron enviados los cazas estadounidenses Phanton F-4, que tampoco pudieron alcanzar el objetivo desconocido. El enemigo dejó a todos perplejos, puesto que hasta la fecha «los árabes no habían tenido nada similar».
«Fue entonces cuando Golda Meir se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y optó por solucionar el conflicto por vía diplomática», afirma el autor.
Con el vuelo del MiG-25 intruso se derrumbó la ilusión de impenetrabilidad del espacio aéreo de Tel Aviv y para prevenir la tercera guerra mundial Israel firmó un armisticio.
Al año siguiente, Golda Meir y el ministro de Defensa, Moshe Dayan, abandonaron la escena política después de no ganar en las elecciones.
El caza MiG-25 superó a todos sus adversarios hasta finales de los 70. Tiene un techo de vuelo de 23 kilómetros y una velocidad máxima de 3.000 kilómetros por hora. En aquella época el avión era absolutamente inalcanzable para los sistemas de defensa aérea enemigos - Ver texto