domingo, 5 de diciembre de 2021

Las dos caras del genocidio en América - Esclavitud y afrodescendientes

x Sergio Nicanoff (lahaine.org) - El nuevo libro de Marcelo Valko: enfrentar la invisibilización de los genocidios indígenas, confrontar con el racismo y desnudar la historia dominante en las Américas

Hablar de la obra de Marcelo Valko implica referirse a una de las producciones más políticamente potentes de las últimas décadas. 

Los indios invisibles del Malón de la Paz; El malón que no fue; Desmonumentar a Roca; Pedestales y prontuarios, por nombrar sólo algunas, son referencias para enfrentar la invisibilización sobre los genocidios de los pueblos indígenas, confrontar con el racismo y desnudar la historia dominante y sus símbolos de todo tipo como construcciones cómplices con la opresión, la explotación y el exterminio. 

Su estrecha relación con Osvaldo Bayer nos remite al paradigma de intelectual orgánico con las luchas de las clases subalternas que Osvaldo representa y Valko continùa.

En su nuevo libro nos habla de los pueblos afros y sus descendientes; de la esclavitud y como la destrucción de África está íntimamente articulada a la explotación de América y el genocidio indígena. Como nos afirma desde el principio de su trabajo, se trata de las dos caras de un genocidio.

Se nos ocurren, de los muchos posibles, cuatro enfoques que el nuevo libro de Valko nos sugiere y genera.

En primer lugar, su reflexión se puede inscribir en un campo de pensamiento que cuenta con los aportes imprescindibles de Aníbal Quijano y lo mejor del pensamiento decolonial.

La conquista de nuestro continente, inicialmente española y portuguesa, se basó en la explotación de indígenas, atados a los grandes latifundios y minas por medio de la servidumbre, así como de la población afro. 

Esta última, sobre todo a partir del siglo XVII, fue esclavizada para ser usada como mano de obra gratuita en las grandes plantaciones productoras de azúcar, tabaco, algodón y café, bienes destinados al consumo de las sociedades europeas. 

De esa manera las masacres y la desarticulación de todos los planos –económicos, políticos, culturales, simbólicos, reproductivos– de la vida cotidiana de esos pueblos, se tornaron un elemento imprescindible para conformar la base material del sistema capitalista. 

La explotación gratuita de mano de obra fue pieza determinante de la acumulación originaria[1] de las sociedades centrales - Leer màs