x Rob Larson [lahaine.org] - El dueño de Microsoft creó una fundación benéfica para maquillar su reputación. Gates se hizo multimillonario con prácticas depredadoras ilegales
Bill Gates anunció hace poco que abandonaba el consejo de Microsoft, el coloso del software de un billón de dólares que cofundó, para, anunció: “Dedicar más tiempo a mis prioridades filantrópicas, que incluyen la salud mundial, el desarrollo o la educación, así como a mi creciente compromiso con la lucha contra el cambio climático”.
El New York Times informaba alegremente: “En su carrera post-Microsoft, Gates es ampliamente conocido por su trabajo en la lucha contra enfermedades infecciosas y contra el cambio climático. [En febrero], la Fundación Gates dijo que asignará 100 millones de dólares adicionales para luchar contra el coronavirus”.
Este es el típico tratamiento afectuoso que la prensa da a Gates, quien es considerado uno de los mejores multimillonarios, si lo comparamos con Trump o con los hermanos Koch.
Esto se debe sobre todo a la Fundación Bill & Melinda Gates, la entidad benéfica privada más grande del mundo, que ha invertido miles de millones para luchar contra el SIDA, para acelerar el desarrollo económico y para otras muchas causas dignas.
Pero Bill Gates y su fundación son la imagen perfecta de por qué este modelo de filantropía de millonarios es tan defectuoso.
La fundación fue originalmente ideada como un bonito maquillaje para tapar una reputación destruida por el juicio antimonopolio de Microsoft, lo que le integra en la larga tradición de personas obscenamente ricas que usan las donaciones ocasionales y generosas para tratar de justificar su enorme poder y riqueza - Leer texto completo
Bill Gates anunció hace poco que abandonaba el consejo de Microsoft, el coloso del software de un billón de dólares que cofundó, para, anunció: “Dedicar más tiempo a mis prioridades filantrópicas, que incluyen la salud mundial, el desarrollo o la educación, así como a mi creciente compromiso con la lucha contra el cambio climático”.
El New York Times informaba alegremente: “En su carrera post-Microsoft, Gates es ampliamente conocido por su trabajo en la lucha contra enfermedades infecciosas y contra el cambio climático. [En febrero], la Fundación Gates dijo que asignará 100 millones de dólares adicionales para luchar contra el coronavirus”.
Este es el típico tratamiento afectuoso que la prensa da a Gates, quien es considerado uno de los mejores multimillonarios, si lo comparamos con Trump o con los hermanos Koch.
Esto se debe sobre todo a la Fundación Bill & Melinda Gates, la entidad benéfica privada más grande del mundo, que ha invertido miles de millones para luchar contra el SIDA, para acelerar el desarrollo económico y para otras muchas causas dignas.
Pero Bill Gates y su fundación son la imagen perfecta de por qué este modelo de filantropía de millonarios es tan defectuoso.
La fundación fue originalmente ideada como un bonito maquillaje para tapar una reputación destruida por el juicio antimonopolio de Microsoft, lo que le integra en la larga tradición de personas obscenamente ricas que usan las donaciones ocasionales y generosas para tratar de justificar su enorme poder y riqueza - Leer texto completo